Percibida inicialmente como la historia de un psicópata y sus macabros crímenes, “Palabras encadenadas” es un thriller que desvela la imposibilidad de marcar límites entre la locura y la cordura, entre un verdugo y su víctima. A las órdenes de Domingo Cruz, David Gutiérrez y Beatriz Rico protagonizan este brillante texto de Jordi Galcerán. La cita, en el Teatro Bellas Artes del 27 de julio al 4 de septiembre.
Así definen la pieza los actores en esta entrevista:
David Gutiérrez: ¡Una montaña rusa de sentimientos! Una sorpresa, un escándalo… una locura preciosa.
Beatriz Rico: Una montaña rusa absoluta en la que no sabes bien en qué parte colocarte para que el vértigo sea menor. Recuerdo que cuando me llegó el libreto pensé: “¡Es como un libro de Stephen King, adictivo, no puedo parar de leer!”. Yo leía y pensaba: “Qué barbaridad de texto. Me encantaría ser público para disfrutar la función desde una butaca”. Por algo es una función premiada en todo el mundo.
Sinopsis
Palabras encadenadas es, si se quiere leer así, la historia de un psicópata y su(s) crímen(es), ¿han existido realmente, han sido «ensayos» para el único crimen que deseaba perpetrar, forman parte sólo de una macabra broma? Pero desvela también la imposibilidad de marcar límites entre la locura y cordura, entre verdugo y víctima.
Sabiamente Galcerán construye la pieza de forma milimétrica, graduando la información que nos permite el desvelamiento de las verdaderas relaciones que unen a los personajes. Paso a paso, la historia se hace más compleja y el afloramiento de cada nueva verdad sigue un cuestionamiento, de modo que se genera una nueva incertidumbre.
Lo que hubiera podido ser una simple propuesta moral, todo lo emocionante que se quiera, pero lastrada por una clara toma de partido, que nos hubiera impedido a simpatizar directamente con la víctima y sentir repugnancia por el verdugo, queda convertido en un ambiguo interrogante sobre la condición humana, gracias a un hábil escamoteo, que no es otra cosa que la muestra de que ser un torturador y no torturado sólo depende de tener el poder de elegir el papel y contar con los recursos necesarios para representarlo con éxito.