De nuevo en Madrid la función más representada en EE.UU.

«Our town – Nuestro pueblo», la función más representada en los EE.UU. desde su estreno en 1938, regresa al Teatro Fernán Gómez de la mano del director Gabriel Olivares. El texto de Thornton Wilder resulta ser un paseo por la vida diaria y cotidiana de una pequeña comunidad del siglo pasado y dramáticamente abarca 17 años y cuenta las vidas de 22 personajes. En escena, un espectacular elenco en el que destacan Javier Martín, Mónica Vic, Raúl Peña y Roser Pujol. Desde mañana y hasta el próximo día 22 de enero.

La función más representada en los EEUU desde su estreno en 1938 es un compendio de historia teatral en sí misma.  La historia de un pequeño pueblo norteamericano de principios del siglo XX, la vida de sus habitantes representada en una obra coral, dónde todos los personajes son imprescindibles para el desarrollo de la dimensión más profunda de la obra.  Como dice el propio autor Thornton Wilder sobre la obra: «Un intento de encontrar un valor por encima de todo premio para los acontecimientos más pequeños de la vida.” 

Así definía el propio autor la premisa principal de su obra, todo un clásico del siglo XX; la función más representada en los EEUU –no pasa un solo día sin que en algún lugar del país se ponga en escena; un compendio de historia teatral en sí misma. Al éxito de su estreno en 1938, le siguieron el premio Pulitzer y la primera adaptación cinematográfica, junto a la traducción y representación en infinidad de países -en España en 1944, apenas cinco años después de su estreno- que no ha cesado hasta el día de hoy.

Sinopsis:

En Grover`s Corner, un pequeño pueblo norteamericano de principios del siglo XX, la vida de sus habitantes -como las familias Gibbs y Webb- transcurre a lo largo del tiempo en una existencia sencilla, cotidiana, que oculta en su simplicidad el secreto de la vida y de la muerte. Y de la felicidad.


La historia:

Grover`s Corner es un pequeño pueblo del este de los Estados Unidos, pero ha conseguido ser, con el paso del tiempo –ese transcurrir del tiempo tan importante para Wilder– cualquier pueblo y todos los pueblos del mundo. El humanismo conmovedor de Our Town resulta igualmente comprensible para cualquier cultura, para cualquier tiempo y para cualquier espectador allá donde esté. Y es que este paseo por la vida diaria, cotidiana, de una pequeña comunidad del siglo pasado -un paseo que dramáticamente abarca 17 años y cuenta las vidas de 22 personajes- nos descubre con simplicidad, sin asomo de realismo, con un despojamiento cercano a la desnudez, con la verdad de la poesía,  aquello que todos anhelamos y deseamos encontrar: el lugar donde se esconde la felicidad. 

Our Town nos desvela que la felicidad y la alegría de vivir está en esos pequeños momentos (“un valor por encima de todo premio”) que pasan desapercibidos, tan corrientes que parecen carecer de significado: la pregunta de un niño, un gesto de cariño de una hija a su padre, un vestido recién planchado, una voz en una ventana llamando a alguien a cenar, un encuentro fugaz… Nacer, crecer, casarse, trabajar, tener hijos y morir. La vida y la muerte, vivir y morir.   

“Todo marcha tan rápido… No tenemos tiempo de mirarnos unos a otros. No lo sabía. Todo esto sucedía y no nos dábamos cuenta. Oh, tierra… ¡Eres demasiado maravillosa para que nadie lo adivine! ¿Nunca puede un ser humano darse cuenta de la vida mientras la vive, en cada… en cada minuto?”.  Es la voz de Emily anunciándonos un mensaje esencial. Ya está muerta, y resuena en nuestros oídos llena de nostalgia por el tiempo perdido pero llena de amor a la vida y sin temor a la muerte. Ese mensaje es el que se repite cada vez que alguien, en algún lugar del mundo, pone en escena Our Town.


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