Denise Despeyroux regresa al Centro Dramático Nacional con el estreno absoluto de «Misericordia«, uno de sus montajes más personales en el que la autora y directora de escena se enfrenta a su pasado volviendo la mirada a su infancia como niña exiliada de la dictadura militar uruguaya. En el Teatro María Guerrero del 19 de enero al 25 de febrero con Denise Despeyroux, Natalia Hernández, Pablo Messiez, Cristóbal Suárez y Marta Velilla como protagonistas.
Hemos charlado con la creadora:
Es una obra arriesgada, ambiciosa y que trata muchos temas. Dialogo en ella con la autoficción o podría decirse que incluso la practico, aunque de una manera extraña y ambigua, convirtiéndome, para empezar, en un personaje secundario dentro de mi propia obra, que tiene otros protagonistas, en concreto los tres hermanos Duarte, familia de exiliados uruguayos (como yo) y un cuarto personaje, Dante, que intima con esa familia y provoca en ella grandes revuelos emocionales.
La autora y directora construye una ficción que navega entre el drama, la comedia y la fantasía, como casi todas sus obras, en la que trata el tema del exilio como un hecho vital que impide acabar de encontrar tu lugar y de afirmar tu identidad.
Misericordia nos presenta a los hermanos Duarte: Darío, Delmira y Dunia que, acompañados de su amigo Dante, tratan de seguir con sus vidas condicionadas por los efectos del exilio de la dictadura militar de Uruguay. Son tres hermanos que, habiendo emigrado tan pequeños, de hecho la menor nace aquí, cargan con el exilio de sus padres. Los tres personajes tratan de salir adelante con sus propias vidas, cada uno en su terreno: Darío se dedica al teatro, Delmira es psicoanalista y Dunia es una cosplay que trabaja como creadora independiente de videojuegos. Cada uno tiene su propio mundo pero los tres están cada uno a su manera fuertemente traumatizados por la vida que han tenido y por ese exilio que marcó a sus padres.
Juego con la autoficción
En el montaje la autora y directora ha retorcido los límites del género teatral de la autoficción jugando con las fronteras entre el teatro y la realidad y convirtiéndose ella, no en personaje protagonista, sino en una figura secundaria. De esta manera, nos presenta a un personaje principal ficticio, el dramaturgo Darío Duarte, que está a punto de estrenar en la Sala Principal del Teatro María Guerrero. Este acudirá a pedir ayuda al dramaturgo Sergio Blanco y, posteriormente, a la propia Denise Despeyroux para que le ayude a recordar el acontecimiento más importante de su vida: el viaje en 1983 a Uruguay en un avión que transportaba a 154 niños, hijos de exiliados y presos políticos, bajo el gobierno socialista de Felipe González, un acontecimiento que la propia Denise vivió siendo una niña.