La Comunidad de Madrid se ha sumado a la conmemoración del centenario de la muerte de Pérez Galdós con una interesantísima programación dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente que culminará en los Teatros del Canal con los espectáculos Fiesta galdosiana de Todos los Santos (1/XI) y “Torquemada” (del 18/XII al 4/I) ambos dirigidos por Ignacio García May. Además, el Real Coliseo de Carlos III de El Escorial programa “La princesa y el granuja (cuento de Año Nuevo)” (13/XII).
Fiesta Galdosiana de Todos los Santos
Utilizando como excusa y como nexo de unión la nocturnidad y necrofilia de la noche de difuntos y esos tiempos de incertidumbre y negritud, y tomando como nexo de unión la figura del propio autor, se hilan dos narraciones entrelazadas, tomando también como elemento unificador la apasionada melomanía del escritor, su conocimiento de la música sinfónica y la ópera y su gusto musical.
Es, pues, este, un friso musical en el que se entremezclan las músicas de su tiempo y sus aficiones sonoras con referentes musicales de las temáticas otoñales y mortuorias de las que hablan los dos relatos para construir un discurso sonoro en el que las voces del autor y los personajes sean parte de esa compleja partitura musical y narrativa con la que desarrolla su relato.
Un piano en directo y un arpa, con los que se mezclan músicas de otros lugares y otros tiempos, además de los sonidos de ese naturalismo urbano y rural que se cruzan en las dos narraciones, darán unidad a toda la dramatización, en un coro de voces, con tres hombres y tres mujeres que sobrevuelan la niebla de las dos historias y pasan de la sordidez de las tabernas a la paz de los cementerios, en una peripecia compleja que a veces se detiene para dar la voz al autor, al literato, a su estilo descriptivo y envolvente que construye y relata mundos al detalle, de modo que nos permite tocar, oler y sentir espacios y situaciones.
La edad, las edades, la decrepitud y la juventud, la realidad y el deseo, la concreción del naturalismo literario y el vuelo del simbolismo poético convivirán y se alimentarán en un juego escénico y sonoro que permita al espectador conocer una faceta quizás menos conocida de Pérez Galdós, la del necrófilo irónico, la del melómano literario y la del místico que baja al fango de la realidad.
Torquemada
«Se ha dicho que Galdós se pasó la vida entera revisando la historia de España. Me atrevería a decir que tampoco quiso ser ajeno a la historia de Europa. El autor canario era un europeísta convencido. Ya va siendo hora de situar a nuestro autor en la órbita europea. Y con el relieve internacional que se merece.
Galdós vive el lento ocaso de un mundo antiguo, tiempos convulsos a nivel político y social. El dinero, la fortuna, son los nuevos dioses finiseculares; los usureros, los cambistas, los banqueros; la nueva jerarquía eclesiástica. Y Galdós tiene la necesidad de dar vida a su Torquemada en ese momento histórico.
En Europa, los Balzac, los Zola, los Tolstoi, los Dickens, los Dostoievski hablan también del dinero y sus acólitos, de los avaros, de los usureros… también de los abusos políticos y de los cambios sociales.
Estamos en pleno siglo XXI, aún bajo los efectos de la gran crisis y en el epicentro de una pandemia. No hay momento más propicio para degustar a Galdós. Los entendidos de la cosa crítica siempre han dicho que la crisis era económica, pero también de valores. Y ahí aparece con todas sus potencias Galdós y suTorquemada.
Galdós a sus cincuenta y tantos años es un hombre maduro en la escritura y en la vida. Y un maestro del diálogo y de la ironía, la argamasa de este sainete tragicómico. Y viene para advertirnos que todo negocio que pasa por la explotación de los débiles, de los más desfavorecidos, tiene un nombre feo, desagradable. El nombre es usura y quien lo ejerce USURERO. Para este mal sí hay vacuna, se llama ética o moral, y está en nuestra conciencia».
Juan Carlos Pérez de la Fuente