El Centro Dramático Nacional estrena «El Golem«, de Juan Mayorga, con dirección de Alfredo Sanzol. La obra es un texto inédito de Mayorga, que el dramaturgo y académico reescribió a raíz del confinamiento, y supone su primera colaboración en escena con Sanzol. Protagonizada por Elena González, Elías González y Vicky Luengo, este thriller que bebe de la tradición oral de los cuentos y habla sobre el poder transformador de las palabras con un componente de fantasía y de misterio estará en cartel en el Teatro María Guerrero desde hoy hasta el 17 de abril, y posteriormente saldrá de gira por el país.
Mayorga afirma que sintió el impulso de enviársela a Alfredo Sanzol, “un director y dramaturgo al que admiro y por el que me siento influido”, quien experimentó a su vez el impulso de querer programarla y dirigirla en el Centro Dramático Nacional.
“Alfredo y yo coincidimos en que amamos un teatro de acción, de emoción, de poesía y de pensamiento. Y ojalá algo de eso tenga El Golem”, manifiesta Mayorga sobre lo que será la primera colaboración de ambos creadores en la escena.
«El Golem, dentro de la tradición mitológica, es una historia que habla de la capacidad de las palabras para crear seres poderosos. Ese poder se puede usar bien o mal. Creo que esta obra es necesaria porque ahonda en un problema central de la convivencia social: el uso que se hace de las palabras», nos ha contado Alfredo Sanzol.
«Las palabras que decimos crean nuestra realidad y quiénes somos y que hay que responsabilizarse de ellas», afirma Vicky Luengo y Elena González apostilla: «No somos demasiado conscientes del poder que tienen las palabras, ni de cómo las utilizamos».
«Falta dulzura, ternura y empatía en la actualidad», finaliza Elías González.
Sinopsis
El sistema de sanidad pública colapsa. Como muchos otros pacientes en todo el país, Ismael, que sufre una rara enfermedad, está a punto de verse obligado a abandonar el hospital en que lo han venido tratando.
Sucede entonces que Felicia, su esposa, recibe de Salinas, empleada del hospital, una inesperada propuesta: Ismael conservará su cama y seguirá recibiendo tratamiento si ella memoriza un texto. Parece, en principio, una tarea sencilla de cumplir: memorizar en orden unas cuantas palabras. Sin embargo, día a día, Felicia percibirá que, conforme haga suyas las palabras de ese texto, que no sabe quién escribió, algo dentro de ella -en sus sueños, en su memoria, en su imaginación; también en su cuerpo y en su voluntad- se irá transformando.
El poder transformador de las palabras
En el centro mismo de esta fábula fantástica está la magia; “la magia de las palabras”, según su autor, así como su poder transformador. También se vislumbran otros componentes que enlazan con la actualidad: el contexto de desbordamiento sanitario en que se desarrolla, el manejo de la voluntad de las personas a través de las palabras -con el problema de las fake news y la posverdad latente-, el peligro de los discursos políticos totalitaristas…
Sanzol destaca también el carácter onírico de la pieza, y su capacidad, no solo de hacernos reflexionar sobre el poder del lenguaje –“Después de leer por primera vez El Golem me descubrí hablándole a mi hijo con una propiedad, un cuidado, un cariño y una consciencia con la que creo que no le había hablado hasta entonces”-, sino también de ponernos en alerta con respecto a nuestra posición frente a muchos temas.
“Creo que el espectador se llevará una sensación de desasosiego, pero un desasosiego fértil, que te hace reflexionar y te transforma”, añade el director del Centro Dramático Nacional.