El pasado sábado fallecía en Madrid Concha Velasco, una actriz inmensa querida por todos, por la profesión, por su público y también por todos cuantos tuvimos la suerte de poder charlar con ella un ratito sobre cada uno de sus trabajos.
Las chicas de la Cruz Roja, Teresa de Jesús, La colmena, Esquilache, La hora bruja, Yo me bajo en la próxima, ¿y usted?, Más allá del jardín… La actriz, cantante, bailarina y presentadora de televisión, una de las más queridas, respetadas y admiradas, protagonizó 80 películas y populares series de televisión, Gran hotel, Velvet, Las chicas del cable, Herederos…, a lo que hay que añadir su faceta como presentadora, y un sinfín de reconocimientos, entre ellos, Premio Max en 2002 a Mejor Espectáculo Musical por Hello Dolly!, fue Premio Nacional de Teatro, Premio Corral de Comedias, Goya de honor, Max de Honor, Premio Ceres, y recibió el premio Cultura de la Comunidad de Madrid o la Cruz de Alfonso X el Sabio.
Innumerables son también las obras de teatro y musicales en los que nos robó el corazón. Encantadora, locuaz, cariñosa y siempre dispuesta, ha sido un placer que se cruzara en las vidas de los teatreros que conformamos esta revista.
Por eso a modo de homenaje y recuerdo a continuación os dejamos algunos extractos de las entrevistas que, generosa, nos concedió en los últimos años.
En octubre de 2020, después de pasar lo peor de la pandemia, Concha Velasco volvía a las tablas con «La habitación de María», de nuevo con su querido y admirado José Carlos Plaza como director:
Estoy muy bien, estoy deseando volver a hacer “La habitación de María”… Todo el mundo está muy contento, pero yo estoy preocupada porque la suspensión en Valladolid ha sido terrible. Me preocupa mucho la vuelta a Madrid, porque ha sido laboriosa la puesta en marcha de esta obra, pensábamos que no se iba a hacer. Después se estrenó y es un éxito, está muy bien escrita, está muy bien dirigida y está muy bien producida por Jesús Cimarro, que ha puesto todo lo que hacía falta y más.
La función la escribió Manuel y se la ofreció a Jesús Cimarro. Cuando este lo llamó y le dijo, “oye, que me gusta mucho la función, es una obra estupenda”, Manuel preguntó por qué no la dirigía José Carlos Plaza. “Sería para mi madre como el cierre de un ciclo personal”. Llamamos a José Carlos y dijo que sí sin haber leído la función (risas).
En octubre de 2018 Concha Velasco estrenaba «El funeral», acompañada por su hijo Manuel M. Velasco, guionista y director de cine, teatro y TV, que firma la autoría y dirección de esta comedia sobrenatural.
¡¡Muchísima felicidad!! Quién me iba a decir a mí que tendría un éxito tan grande con una obra escrita y dirigida por mi hijo Manuel, con el que trabajo desde que mi madre le regaló la primera cámara de vídeo cuando tenía 8 años.
No me deja opinar, no me deja inventarme nada… pero eso es una buena referencia para los tres jóvenes que, cuando ven que yo obedezco las órdenes del director sin rechistar, lo hacen ellos también. Pero conmigo es excesivo, las cosas como son…
En mayo de 2016 Concha estaba sola en el escenario, sola, pero brillante como siempre. Lo hacía con «Reina Juana», uno de los personajes más conmovedores de nuestra historia a la que le daba su voz, su cuerpo, su rostro y su alma para que aquella nos contase su vida y pudiese rendir cuentas a los que pasaron por ella antes de morir sola y alejada de lo que más quería: sus hijos.
Hay muchas cosas que nos unen a todas las mujeres con Juana, esa gran mujer maltratada no sólo por la historia, sino por su padre, su esposo, su madre, su hijo y su nieto. Es la gran maltratada de la Historia. En la España del XV y el XVI, la reina de las reinas, que nunca cedió su corona, estaba encerrada de por vida, desde los 23 hasta los 76 que muere, para robarla no sólo la corona, sino la intimidad, la vida. Es también la gran desconocida. La conocemos en el momento en que muere Felipe el Hermoso, pero no a la Juana que la última noche de su vida, del 11 al 12 de abril de 1555 se confiesa ante san Francisco de Borja.
Y en octubre de 2017 volvía a Madrid con este texto, que, como casi todos los suyos, rebosaba éxito. Más de 100 000 espectadores bien merecían la vuelta a Madrid:
¡Yo no sabía el número de espectadores! Y me halaga enormemente, porque ha sido una apuesta difícil, comprometida, algo que pensábamos para dos meses, eso que llamamos un teatro de culto.
En noviembre de 2014 charlamos con ella sobre Olivia y Eugenio, tras una dura etapa en la que tuvo que luchar mucho. Arropada por el cariño del público, por uno de sus directores fetiche, José Carlos Plaza, y por dos actores con Síndrome de Down convertidos casi en dos hijos más, la actriz no defraudaba y nos regalaba un personaje enorme como lo fueron antes Madame Rosa o Hécuba.
Durante el tiempo que he estado en casa con la enfermedad, estudiaba la obra y me parecía que tenía tantos puntos en contacto conmigo que rechacé hacerla. Entre José Carlos Plaza y Josefina Molina, que venían a verme, me convencieron para que lo tomara con distancia porque si tuviera que ver con todos los personajes que he interpretado a lo largo de mi vida sería una enferma.
Y en febrero de 2014 pasamos otro ratito con ella charlando de la colosal Hécuba que hizo, de nuevo con José Carlos Plaza y de nuevo, según nos contaba, después de decir una de esas tonterías gordísimas que decía por ser simpática:
Hace un año Jesús Cimarro, director del Festival de Mérida, hizo un espectáculo que se llamaba “Hélade”. Allí dije una de esas tonterías gordísimas que digo por ser simpática (risas): “¡Qué bonito, cómo me gustaría hacer Hécuba!”. Él me llamó y me dijo: “¿De verdad la quieres hacer?”.
José Carlos Plaza. Es nuestro cuarto trabajo juntos. Con él me siento muy segura. Para mí es uno de los grandes directores que nos quedan. Después de la muerte de Miguel Narros y José Luis Alonso, es el más grande.
Es solo una pincelada, porque hubo muchas más, muchas más charlas y muchos más espectáculos, como «Concha! Yo lo que quiero es bailar», «Hélade», «La vida por delante»…, que la convirtieron en una de las más grandes de este país.