El Teatro Real sigue celebrando su bicentenario. Ahora «Billy Budd»

200 años no se cumplen todos los días. Por ello y para celebrarlo, el Teatro Real ha reservado uno de sus estrenos absolutos en Madrid más esperados de los últimos tiempos. Coproducida por la Opéra National de Paris y la Ópera Nacional de Finlandia, “Billy Budd” irrumpe en el Real bajo la dirección escénica de la internacionalmente aclamada Deborah Warner, la dirección musical de Ivor Bolton y un elenco exclusivamente masculino. Desde el día 31 de enero.

SE ABRE EL TELÓN y nos adentramos en un salvaje entorno marino, a lomos del Indomitable, el barco que acoge la acción escénica de esta ópera de Britten.

“El Indomitable es más bien la metáfora de un barco que remite a la humanidad: un pequeño fragmento del mundo, un reino navegante”, comenta Joan Matabosch, director del Teatro Real, y añade: “El argumento explica lo sucedido en un barco de guerra inglés en el año 1797, en plena guerra contra la Francia revolucionaria. Y cómo un joven marinero enrolado a la fuerza en este barco fue juzgado en un consejo de guerra, condenado a muerte y ajusticiado.

La máxima autoridad de este barco, el capitán Vere, es quien rememora esta historia. La obra no se centra en las figu-ras de la víctima o del verdugo, sino en el dolor del capitán Vere que, impotente, tuvo que aplicar una ley injusta que destruyó a un hombre ejemplar”.

Equipo de altura

Capitaneados por la dirección escénica de Deborah Warner y la dirección musical de Ivor Bolton –reconocido experto en la música del compositor inglés–, “Billy Budd” cuenta con la colaboración del reputado escenógrafo canadiense Michael Levine ─conocido del público del Real por sus decorados para “Diálogo de carmelitas” y “Rigoletto”─, quien ha creado una producción de gran simbolismo y enorme complejidad técnica, transformando el tumultuoso barco de “Billy Budd” en una inmensa cárcel flotante que refuerza la universalidad de la obra.

Completan el equipo artístico la prestigiosa y premiada figurinista Chloe Obolensky y el veterano iluminador Jean Kalman. Todos ellos al servicio de una partitura musical firmada por Benjamin Britten cuya textura es definida por Matabosch como “sobria, severa, armónica, muy inequívocamente siglo XX pero, al mismo tiempo, alejada de lo experimental. Britten supo resistir la tentación de convertir el relato de Herman Melville en una obra pintoresca sobre el mar”. ¿El resultado? “Una obra capaz de expresar lo que es la humanidad con una intensidad a la que, seguramente, sólo puede llegar la ópera”.

Deborah Warner: gran dama de la dirección británica

Muy admirada en España por sus monta-jes teatrales ─”Happy Days” de Samuel Beckett, “The Waste Land” de T. S. Eliot, “Julio César” de William Shakespeare, etc─ y con una amplia carrera en el mundo lírico internacional, Deborah Warner afronta su cuarto título de Britten con una promesa en firme: la experiencia va a ser inolvidable.

 

 

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