El Teatro de La Abadía acoge, a partir de mañana, la adaptación teatral de El verdugo, representada con marionetas gracias a la compañía El Espejo Negro. La película de 1963 que firmaran al alimón Luis García Berlanga y Rafael Azcona, ―ganadora del Premio FRIPESCI del Festival de Venecia ese mismo año―, adopta ahora forma sobre el escenario en una versión que Ángel Calvente, director de la propuesta, considera que es una obra teatral que destila a raudales humor amargo y desgracias ajenas. Esta comedia negra está plagada de ellas. Es fácil reconocerse y empatizar con un protagonista que se ve obligado a vivir una vida que no quiere ante la falta de otras perspectivas.
Un homenaje que hago al gran maestro Berlanga y a su emblemática película “El Verdugo” por su 60º aniversario. Es una tragicomedia repleta de humor negro, negrísimo, un feroz alegato contra la pena de muerte, sus oscuros mecanismos de acción y la desalentadora forma de vida de millones de hombres y mujeres de nuestro país en los años sesenta: personas sometidas por un gobierno castrador, con un futuro incierto, sin posibilidades.
Inspirado en la película de Berlanga, he cuidado muchísimo la adaptación del guion de Rafael Azcona al teatro de marionetas convirtiéndolo en un genuino espectáculo de El Espejo Negro. Ha sido indispensable una adaptación al teatro de marionetas, que es una mezcla a priori imposible, pero una vez que está realizada la adaptación, la puesta en escena, las luces y todo lo que conllevan los números musicales y las proyecciones, el resultado es súper visual con una carga emocional y crítica muy potente, con unos textos muy enriquecedores.
Es la primera vez que se adapta el filme al teatro de marionetas en una relectura de la película que no pierde vigencia en absoluto y aporta a este gran clásico del cine de Berlanga a través del mundo del títere una nueva vida sobre el escenario.
Sobre la obra
José Luis, un joven apocado, empleado de una funeraria, proyecta emigrar a Alemania para convertirse en un buen mecánico. Su novia es hija de Amadeo, un verdugo profesional. Cuando éste los sorprende en la intimidad, las circunstancias los obligan a casarse. Ante la acuciante falta de medios económicos de los recién casados, Amadeo, que está a punto de jubilarse, trata de persuadir a José Luis para que solicite la plaza de verdugo, que él va a dejar vacante, lo que le daría derecho a una vivienda. José Luis acaba aceptando la propuesta de su suegro y su mujer con el convencimiento de que jamás se presentará la ocasión de ejercer tan ignominioso oficio. La posibilidad de un indulto es su única esperanza. Pero irremediablemente el patíbulo donde el reo deberá morir le espera.
Ángel Calvente frente a Luis García Berlanga
Con el 60 aniversario del estreno en 1963 en el XXIV Festival de Cine de Venecia de la mítica película de Berlanga, El Espejo Negro se lanza a rendirle homenaje llevando al teatro esta icónica comedia negra y sátira de la sociedad española de entonces. “Berlanga siempre ha tenido un potente sentido de la ironía y del humor y sobre todo del humor negro con los que siempre me he sentido muy identificado”, afirma Ángel Calvente. De hecho, la primera vez que el director se encontró con esta película fue en su adolescencia: “Me impactó mucho, la historia, cuando llevan a José Luis a rastras para dar muerte al reo, y cruza la mirada con este. El miedo está en los dos. A mí esta escena y la película me dejó como ‘chocao’. Se me quedó en el subconsciente”.
Fue así como hace unos seis años pensó en adaptar la película, pero “me eché para atrás porque no me vi suficientemente ‘valiente’”. Sin embargo, dos años antes del aniversario del filme, a Calvente le empieza a rondar de nuevo en la cabeza llevar a cabo esta adaptación teatral y, tras un periodo de reflexión, se lanza a la aventura no sin dificultades ya que, como cuenta el creador, tuvo que enfrentarse principalmente “a la traslación del cine a las marionetas. El tempo y el lenguaje de estas es diferente; es más ligero, en ocasiones, que el del actor de carne y hueso e influye también su movimiento sobre el escenario. Tenía claro que no quería mutilar el guion original de Berlanga y Azcona, no quería dejar de ser yo y tampoco quería perder el alma de El Espejo Negro”. Así fue como el director aligeró notablemente el espectáculo resultante hasta su estreno en 2023.