Federico García Lorca dinamitó el teatro convencional del momento con «Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín«, una obrita que parece menor y que ahora, a las órdenes de Triana Lorite, que firma la adaptación y la dirección, nos llega como un cóctel molotov. Fernando Cayo, Ana Belén Beas y Carmela Martins protagonizan esta pieza que podremos ver en el Teatro Quique San Francisco del 11 de julio al 17 de septiembre.
Don Perlimplín ama a Belisa, Belisa ama a más hombres y Marcolfa cuida de Don Perlimplín mientras observa como inmola su corazón… Una versión de la Aleluya Erótica de Lorca sobre las turbulentas relaciones humanas que, como en un cóctel molotov, mezclan la dependencia, el enamoramiento, la juventud, la madurez, el sexo, la subida al cielo…, y la tensión de una flecha, en tres personajes de oscuro jardín que protagonizan esta historia de desamor…
Hemos charlado con dos de sus protagonistas y nos han contado esto:
Fernando: Es una de las obras más bonitas y más mágicas que tiene. Es una obra que ocurre en un mundo mágico, de duendes, de hadas, un mundo en el que la lógica no es la lógica cotidiana y el misterio, lo especial, lo distinto es muy sugerente y mucho más interesante para el espectador. Si el audiovisual es el mundo de la realidad más apegada a lo cotidiano, el mundo del teatro a mí me gusta muchísimo porque puede ser el mundo de la metáfora, de lo poético y de la locura y de la transgresión.
Ana Belén: Cuando lo leí por primera vez supuso un reto brutal, porque era un texto más desconocido, súper complejo, lleno de realidad y simbología y lo que me terminó de enamorar fue la propuesta de Triana. Es una función muy performática y todo lo que nos rodea está lleno de belleza, de arte, de estética, de garra, de símbolos y de una pasión que solo Lorca logra transmitir de una manera tan especial.
En palabras de la directora
Dice Lorca que esta función es un recorrido entre lo ridículo y lo sublime. Es una obra enmarcada en las constantes del autor, amor y muerte, que bajo la aparente sencillez de los ritos de paso, las aleluyas, y los personajes inspirados en las caricaturas dieciochescas, también existe un universo siniestro y oscuro que apenas se expresa con palabras. Es un viaje iniciático al desamor y un estético estado interno donde los tres personajes aman y desgarran al mismo tiempo dentro de un hermoso y oscuro jardín…, un amor, que como todos los amores de la literatura de Lorca, se convierte en un paseíllo entre el teatro, el dolor y la trascendencia…
Y es por esto, por lo que el amor de Don Perlimplín, se convierte en un peligro entre la distancia y la proximidad con el resto de personajes (como en esas turbulentas relaciones humanas de la sinopsis), y así encontré una extraña similitud con Rest Energy, performance de Marina Abramovic de 1980, donde la tensión del arco y la flecha se convierten en una entrega de confianza mutua mientras corres peligro y buscas ese delicado equilibrio entre lo que te hace bien, y lo que te hace mal…