España acababa de salir de la guerra cuando un grupo de jóvenes autores conformaron Arte Nuevo, una corriente artística sin precedentes que comenzó a iluminar la escena a base de imaginación y originalidad y que tuvo la valentía de defender aquí y entonces el teatro de vanguardia. En su primera vez como director teatral José Luis Garci ha querido rendirle un merecido tributo con la puesta en escena de dos obras de dos de aquellos osados.
Miguel Ángel Muñoz, Ana Fernández, Ana Carlota Fernández y Gary Piquer dan voz a las piezas «Cargamento de sueños» de Alfonso Sastre y «El hermano» de Medardo Fraile.
Algo sobre las raíces culturales de arte nuevo
Como superviviente de aquel grupo de teatro, voy a aprovechar la posibilidad que me ofrecen estas líneas de decir algo sobre lo que fue, creo, su aportación más interesante al teatro español, el cual navegaba en los años cuarenta, como siempre, entre la mediocridad y la pobreza.
Sobre la historia de sus componentes anterior a la formación del grupo, ya está ligeramente reseñada en mi libro Teatro de Vanguardia (Hiru, 1992), y queda acreditada en otro del mismo título y subtitulado 15 obras de Arte Nuevo, que fue publicado por la fugaz editorial Perman (Madrid, 1949). Repasando ahora los acontecimientos, yo creo que la mejor aportación de Arte Nuevo fue la de un teatro liberado de apriorismos formales, en el sentido, sobre todo, de ser narrativo, o sea épico en la terminología brechtiana, y ello en un tiempo en el que la admiración por Bertolt Brecht no era todavía un fetichismo, como lo fue bajo los auspicios de la crítica progresista francesa de la revista Théâtre Populaire. Nosotros caminábamos por nuestro propio camino, en el que habíamos tenido la fortuna de encontrar al gran escritor y persona de teatro que fue el norteamericano Thornton Wilder, autor del drama narrativo Nuestra ciudad que tuvimos la fortuna de ver representado en el Teatro María Guerrero de Madrid-, y de marchar junto a él en Arte Nuevo, sintiéndonos muy distantes de todo el teatro español, que por otra parte tampoco dedicaba atención a experiencias interesantes como fueron los bellos esperpentos del gran don Ramón María del Valle Inclán, quien también se sentía muy ajeno a los escenarios españoles.
Alfonso Sastre