Hace veinte años que el gran Adolfo Marsillach subía a las tablas del Teatro de la Comedia el “Misántropo” de Molière. Desde entonces pocas veces la Compañía Nacional de Teatro Clásico ha vuelto a recitar versos de autores que no sean nuestros. Así que nadie mejor que los ‘Kamikazes’ capitaneados por Miguel del Arco para acometer otra gesta: poner en escena el primer Shakespeare de la CNTC. Palabras mayores que nos llegan envueltas en esta reescritura que, sin duda, acercará aún más esta obra magna a nuestros ojos de hoy. Será a partir de hoy en el Teatro de la Comedia. Israel Elejalde da voz al Príncipe de Dinamarca y completan el reparto Ángela Cremonte, Daniel Freire, Ana Wagener, Cristóbal Suárez, José Luis Martínez y Jorge Kent.
DE SHAKESPEARE DECÍA Víctor Hugo que “es la fertilidad, la fuerza, la teta llena, la lava en torrente, todo por millares. En cada palabra, una imagen; en cada palabra, el contraste”.
Así que enfrentarse a él, a su obra, ha de tener algo de suicida y no poco de vertiginoso. “El texto, lo que dice y cómo lo dice, implica una enorme dificultad, sin tener en cuenta lo que significa hacer a alguien que pertenece al repertorio de todo el mundo”, afirma Israel Elejalde, alter ego del Príncipe de Dinamarca.
Otra mirada…
A la muerte de su padre, Hamlet regresa a su país. Su tío Claudio se ha casado con su madre y se ha instalado en el trono. Pero por la noche, el fantasma del Viejo Rey le insta a vengar su asesinato… “‘Hamlet’ reflexiona sobre la con-dición humana, también hay una concepción política sobre el orden y el caos y sobre un mundo que se mueve de manera cíclica. Es la historia de un hombre atribulado, rodeado de gente en la que no confía, desolado por la muerte de su padre. Una tragedia de venganza donde el protagonista no quiere vengarse”, nos cuenta Elejalde, y añade: “Es un personaje muy grande donde cabe casi todo. Siempre que uno acomete una obra de esta envergadura tiene que elegir”.
Pero Kamikaze siempre sorprende, el director Miguel del Arco y sus actores siempre tienen una mirada propia capaz de andar otros caminos. “Es una revisión de “Hamlet”. Con un inmenso respeto al autor, intentamos dialogar con individuos de nues-tra época, queremos que lo que ocurre en el escenario nos esté tocando. Shakespeare es un maestro: han pasado cinco siglos y lo que escribió sigue siendo una puñalada directa al espectador actual”, finaliza.
