Tras más de una década cerrado, mañana el Teatro de la Comedia vuelve a levantar el telón para recibir a la Compañía Nacional de Teatro Clásico en su trigésimo cumpleaños. Dos acontecimientos muy importantes que la directora Helena Pimenta ha querido celebrar poniendo en escena una de las obras más representadas y conocidas de nuestro teatro áureo. Carmelo Gómez, Joaquín Notario, Jesús Noguero, Nuria Gallardo y Rafa Castejón encabezan el reparto de un Calderón más vivo que nunca.
EN UN DÍA, POCO MÁS, una tropa se aloja en un pueblo –¿o lo invade?–, dos hombres duros se hacen amigos, una joven es raptada y violada, un hombre es ajusticiado y una villa se alza contra un ejército. “Pocas veces –dice Álvaro Tato, autor de esta versión– el teatro áureo fluye tan feroz, inmediato y activo como en este drama. Su eternidad de obra maestra es aromática, tangible, sabrosa”.
Una obra maestra
En su vuelta a casa, al Teatro de la Comedia, cuando cumple treinta florecientes años, la Compañía Nacional de Teatro Clásico recupera este drama de honor que ha representado en tres ocasiones: en 1988 dirigido por José Luis Alonso, en el 2000 por Sergi Belbel y en 2010 por Eduardo Vasco.
Ahora es Helena Pimenta la que se pone al frente de este montaje con el objetivo de “continuar desvelando al público lo que se esconde tras las palabras de Calderón”. “Si ‘La vida es sueño’ susurra hondo al individuo sobre su papel frente al colectivo, ‘El al-calde…’ habla alto al colectivo sobre cada conducta personal”, dice Tato, a lo que la directora añade: “Es una obra sobre el amor porque el autor pone el acento en el desamor. Es una obra sobre la justicia porque predomina la injusticia. Lo es sobre el honor y con demasiada frecuencia hacen acto de presencia el deshonor, el abuso, el fingimiento”.
Joaquín Notario, Jesús Noguero, David Lorente, Clara Sanchis, Carmelo Gómez, Rafa Castejón, Nuria Gallardo, Alba Enríquez, Francesco Carril, Álvaro de Juan y Óscar Zafra, entre otros, ponen en escena esta versión que “quiere lustrar el oro del verso calderoniano, con respeto pero sin reverencia, para que llegue al público el agua clara y directa de su poesía activa”, finaliza el autor de la versión.