Esta función, que llega al Pavón después de haber cerrado su primera temporada con un 100% de sold outs, no es solo teatro: es una experiencia inmersiva que convierte el escenario en un reservado exclusivo de una discoteca silenciosa, donde el público es testigo de una noche de fiesta tan cómica como impredecible. Se ha convertido, por derecho, en el plan perfecto para quienes buscan algo más que la típica previa antes de salir.
El escenario es la zona VIP de este particular club nocturno, en la que dos cuarentones tratan de beber para ayudar a uno a pasar el trago de su recientísimo divorcio, mientras, en la mesa del reservado de al lado, una pareja absolutamente estrambótica se divierte. La conexión entre ambas mesas es instantánea, como si llevaran toda la vida esperando este momento. En cuestión de minutos, las mesas se fusionan, los juegos de beber se descontrolan, los bailes se vuelven coreografías improvisadas dignas de TikTok y la tensión sexual empieza a tomar formas tan inverosímiles que hasta los camareros dejan de servir para intentar entender qué está pasando.
Si alguna vez te has preguntado cómo suenan las noches de fiesta cuando se ven desde fuera, esta obra tiene la respuesta: con conversaciones absurdas a gritos (pero en silencio), ligues que parecen reírse del mismísimo destino y situaciones tan delirantes que podrían ser la pesadilla de cualquier relaciones públicas de discoteca.