“Los rayos de sol cazan a la noche, desbaratando los poderes de los impostores”. Así termina la ópera más misteriosa de Mozart, estrenada el 30 de septiembre de 1791 en Viena, tan solo unos meses antes de su muerte. Este Singspiel en dos actos con libreto de Emanuel Schikaneder, música interpretada por el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real y la producción de la Komische Opera de Berlín regresa a las tablas del Real quince años después de su primer estreno nacional. Desde mañana y hasta el próximo 30 de enero.
35 AÑOS. Es la edad que el irrepetible Wolfgang Amadeus Mozart tenía cuando estrenó «La flauta mágica». Con dos meses de vida por delante y pocas monedas en el bolsillo, el compositor unió su música al texto de su gran amigo de juventud y empresario Emanuel Schikaneder para dar luz verde a esta pieza maestra del género. El carácter dual de la obra, en la que Beethoven veía la cima que reunía todas las formas del canto, encierra un mensaje que resume todos los ideales de la Ilustración. Ópera sobre el amor común y el amor sublime, cuento maravilloso, comedia popular, fábula filosófica, confrontación entre el Bien y el Mal encarnados por la luz y las tinieblas… el mosaico que crea el músico de Salzburgo encaja piezas tan dispares con genial maestría. La insólita puesta en escena del director australiano Barrie Kosky supone un intento de volver a codificar la obra con el lenguaje de los inicios del cine, en un homenaje a Buster Keaton y su generación, devolviendo a la función su carácter de espectáculo popular, divertido y estimulante.