La dramaturga Inma Chacón, el director Chani Martín y Pepa Zaragoza, acompañada en escena por el actor y músico Nacho Vera, nos cuentan en «La Baltasara» la increíble historia de Francisca Baltasara de los Reyes, actriz barroca que, en el cénit de su carrera, abandonó los escenarios para vivir como ermitaña en una cueva de las inmediaciones de Cartagena. Una pieza en la que rememora su vida y reflexiona sobre las razones que la apartaron de la fama y de la admiración de su público que podremos ver en el Teatro de la Comedia del 11 al 21 de noviembre.
La acción se sitúa en el primer tercio del siglo XVII, en una cueva a las afueras de Cartagena, donde una actriz de renombre, que en mitad de una representación abandonó los escenarios para convertirse en ermitaña, rememora su vida y reflexiona sobre las razones que la apartaron de la fama y de la admiración de su público. A lo largo de la representación, la actriz repasa la función que estaba interpretando en un teatro de Valencia, el Corral de la Olivera, cuando decidió cambiar la gloria y el reconocimiento de las tablas por la soledad y el silencio de su retiro.
Baltasara de los Reyes: Se desconoce la fecha de su nacimiento, que tuvo lugar en Madrid durante el reinado de Felipe III (1598-1621). Se bautizó como Ana Martínez, aunque también se la conoce como Ana Ruiz, el apellido de su marido, Miguel Ruíz. Adoptó el nombre artístico de Baltasara de los Reyes y se retiró durante el reinado de Felipe IV (1621-1665). Perteneció a la compañía de Heredia, donde conoció al que sería su marido, que interpretaba los papeles de “gracioso”. Dicha compañía fue fundada por María de Heredia y pasó a manos del padre de La Baltasara cuando encarcelaron a María por amancebamiento. Posteriormente, Baltasara y su marido formaron compañía propia. La leyenda dice que, en medio de una representación, sintió la llamada de Dios y se retiró a una cueva de Cartagena, donde vivió un número indeterminado de años.
Inevitablemente este trabajo también nace de la necesidad de hablar de mí, de nosotras, las comediantas de 2018, viajar en el tiempo hacia el presente y formular quizá las mismas o parecidas preguntas, exponer la problemática de la mujer en una sociedad que con demasiada frecuencia, consciente o inconscientemente ignora, soslaya, cuando no directamente invisibiliza a las mujeres. Quizá el teatro sea un ámbito en el que posiblemente, como en el Siglo de Oro, las mujeres estamos menos ocultas, participamos de pleno derecho, subimos a escena, se nos ve y se nos oye, cuando en otras esferas de la vida y del trabajo no es así. Por eso tenemos la obligación de contarlo.
Pepa Zaragoza