Si Oscar Wilde levantara la cabeza se quedaría boquiabierto al descubrir la versión que Juan Carlos Rubio ha realizado de su célebre clásico “El abanico de Lady Windermere”. Un viaje temporal de 1892 a 2015 en el que la Inglaterra victoriana se ha transformado en el club de baile más puntero de Miami. Dirigidos por Gabriel Olivares, el elenco encabezado por Natalia Millán nos invita a esta auténtica fiesta latina que conserva la temática de su original: la vergüenza y la necesidad de aprobación de nuestros semejantes. Esta particular versión se estrena hoy y estará en cartel hasta el próximo 4 de octubre en el Teatro Fernán Gómez.
EL MIEDO a la difamación, la importancia de la imagen que el resto de la sociedad pueda tener de nosotros, los escándalos que hacen tambalear los cimientos de vidas honorables. Oscar Wilde dio voz a temáticas tan humanas como atemporales.
Hoy, a 122 años del estreno de “El abanico de Lady Windermere”, estas preocupaciones se mantienen intactas. No así su escenario que, gracias a la varita mágica de Juan Carlos Rubio, contextualiza la trama original en una fascinante escuela de baile: “La función ha cogido la estructura del melodrama victoriano para convertirla en una comedia que muestra cómo las apariencias engañan y cómo una mujer muy mala a vista de todos esconde un secreto que la hace muy buena. Lo más especial es cómo Juan Carlos ha transformado la Inglaterra en el Miami actual contemporáneo súper salsero y latino. Eso hace única nuestra versión”, afirma Gabriel Olivares.
Grandes sorpresas
La brillantez de Oscar Wilde como base del espectáculo se une a la risa y al irresistible ritmo de los temas latinos más conocidos. “Los actores ahora mismo están dando clases de salsa y es que habrá sorpresas y bailes muy espectaculares, como el que se da en el cumpleaños de Lady Windermere, que aquí se hace en un club de salsa súper cool y moderno”. Teresa Hurtado, Javier Martín, Susana Abaitua, Emilio Buale y Harlys Becerra acompañan en escena a una protagonista, Natalia Millán, para la que el director se deshace en halagos: “¡Estoy enamorado de ella, directamente! (risas). Es un placer trabajar a su lado, con esa entrega, esa personalidad, esa generosidad. El personaje parece escrito para ella. Como dicen en un momento de la función: “las mujeres con mucho pasado suelen tener también mucho futuro” y Natalia da precisamente eso, es capaz de dar mil intenciones y mil caras”.