Casi noventa años han pasado desde que el maestro Amadeo Vives y los libretistas Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw coronasen con gran éxito y mejores críticas el estreno de esta pieza, casi una ópera, que ahora recupera el Teatro de la Zarzuela. Una nueva producción con la que la directora Natalia Menéndez, la firme batuta del maestro Miguel Ángel Gómez Martínez y un elenco de voces inconmensurables, entre las que figuran Nicola Beller Carbone, Ángel Ódena, Jorge de León o Milagros Martín, regresan a la que, dicen, es la obra más perfecta del compositor. Desde el 27 de enero.
“SEÑOR, AUNQUE VILLANO (…) llevé una vida honrada, / y casé con mujer honrada y buena / aunque también villana. / Don Fadrique era mozo / y al verla dio en amarla; (…) y, ausente yo, buscando a mi Casilda / de noche entró en mi casa. (…) Me quiso hacer soldado / y me ciñó esta espada, / para que con aquestos ballesteros / saliera yo de Ocaña. / Salí, pero (…) volví de noche a casa. Allí encontré a mi pobre / mujer acorralada, (…) Llegué, la vi, ¡mis ojos / le vieron y esta espada / que él me diera, señor, para servirte / se la hundí en las entrañas”.
Sí, hay que esperar al final, pero en la romanza del perdón es el mismo Peribáñez el que resume con maestría el argumento de esta zarzuela, casi ópera, que sí, se parece, porque se basa en ella, a otra obra maestra, “Peribáñez y el Comendador de Ocaña” de Lope de Vega.
Una obra redonda…
“La villana” se estrenó en el Teatro de la Zarzuela en octubre de 1927 y cuesta creer que resultó todo un éxito habida cuenta de que al final la obra fue desapareciendo de los escenarios. ¡Hasta ahora! Natalia Menéndez se atreve a recuperar la, dicen, obra más perfecta de Vives y más que una zarzuela, casi una ópera. Con pocos referentes a los que agarrarse, la directora ha querido “ir a la esencia, desde una limpieza escenográfica y pureza de color, buscando emociones y sensaciones, así como las perspectivas o las distintas capas que la historia nos procura”.
“Abuso de poder, amor, honor y firmeza”. Esas son las palabras clave con las que resume esta historia Nicola Beller Carbone, alter ego de Casilda, y añade: “El sentido de la justicia es otro aspecto fundamental de la obra. Y el pacifismo: Casilda en varias ocasiones y especialmente en el aria “La capa de paño pardo” lo ensalza y llama a la capa como metáfora de lo que representa su esposo, el labrador, el buen hombre, simple, llano y humilde , “signo de paz” como un valor primordial y existencial”.
…y llena de modernidad
Y es que la protagonista femenina tiene muy claro lo que quiere y sus actos son autónomos y coherentes. “Su incorruptibilidad es signo de emancipación y modernidad. A pesar de ser una historia que se desarrolla en el s. XVII hay muchos aspectos que son perfectamente transferibles a nuestros tiempos. Es sorprendente la actualidad que trasmite esta obra”, apostilla la artista.
Junto a ella, Milagros Martín, Sandra Ferrández, Ángel Ódena / César San Martín, Jorge de León / Andeka Gorro-txategi, Rubén Amoretti, Manuel Mas, Javier Tomé y Ricardo Muñiz ponen alma a los personajes del libreto y voz a la espectacular música del maestro Vives. “Me recuerda a ratos a Puccini por su orquestación y las maravillosas frases largas melódicas. El coro del final del segundo acto me recuerda a “Cavalleria Rusticana’’. De hecho en el tercer acto de ‘La villana’ también encontramos un rezo, al estilo del Ave María de Verdi, del ‘Otello’. Escrito de forma muy simple pero de gran efecto por su estilo directo, sincero sin sensiblería”, afirma Nicola Beller Carbone.