Àlex Rigola regresa a La Abadía y estrena «La gaviota» de Chéjov

Àlex Rigola regresa a La Abadía con esta versión libre de «La gaviota«, una de las grandes obras de André Chéjov, uno de los autores más destacados de la literatura rusa y exponente del naturalismo moderno que el barcelonés conoce bien y que le ha inspirado montajes anteriores como “Ivanov” y “Vania”.

Una propuesta que rompe las fronteras del arte y la vida en la que tres actrices, Mónica López, Irene Escolar y Roser Vilajosana, un actor, Xavi Sáez, un actor-dramaturgo-director, Nao Albet, y un autor-director, Pau Miró, hablan en el escenario sobre sus deseos y sobre su amor por el teatro.  

Un estreno absoluto que podremos ver en el Teatro de La Abadía desde el 10 de septiebre.

TRAS SUS APLAUDIDAS versiones de “Ivanov” y “Vania”, Àlex Rigola vuelve a Chéjov y esta vez su certera mirada nos regala una nueva gaviota, “La gaviota” de siempre, en realidad, pero a través de los ojos de un maestro. ¿Por qué de nuevo Chéjov? ¿Y “La gaviota”?

Rigola tenía claro lo que quería: “Preguntarme sobre el ser humano, por los porqués de las reacciones de las personas ante diversas situaciones y reflexionar sobre nuestro papel en la sociedad y cómo es mejor direccionar la vida”. Y añade: ““La gaviota” también toca el tema del existencialismo, pero sobre todo es una reflexión y un canto de amor al teatro”.

Una obra maestra

“Vamos a ver un teatro vacío, la mejor página en blanco para que estas personas compartan sus pensamientos más íntimos”, dice Rigola.

Y sí, una escena desnuda, intérpretes sin vestuario, con la misma ropa con la que llegan al teatro y sin ninguna voluntad de simular que son rusos del siglo XIX. Tres actrices –Mónica López, Irene Escolar y Roser Vilajosana–, un actor –Xavi Sáez–, un actor-dramaturgo-director –Nao Albet– y un autor-director –Pau Miró– hablan sobre sus deseos y sobre su amor por el teatro. O quizás sobre una madre y un hijo que, a pesar quererse, se hacen daño. O quizás sobre la historia de lo que queremos y nunca conseguimos. O del primer amor descerebrado. O del amor entre dos personas de diferentes generaciones. O tal vez de la frustración de no quedar nunca contento con el hecho creativo…

“Creo que al público le va a remover el cuerpo y la mente por identificación. Ante tanta sinceridad por parte de los actores uno siempre encuentra paralelismos duros en su propio hacer”, afirma Rigola, antes de finalizar dándonos las claves de por qué no deberíamos perdernos este estreno absoluto: “Por la pureza de sus intenciones. Por la calidad interpretativa. Por la sinceridad. Por el humor contemporáneo que se crea. Por Chéjov, un autor de hace dos siglos que ha sabido retratar a la perfección el ser humano contemporáneo. Os va a emocionar y se os va a pasar volando”.

 

 

 

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