La Abadía presenta por primera vez en Europa la prestigiosa obra argentina «Pundonor«, de Rafael Spregelburd y Andrea Garrote. Considerado como el «mejor espectáculo unipersonal de la década» en Argentina, la obra ha recibido múltiples premios a la mejor obra, actriz y dirección. La cita, del 10 al 20 de marzo en la Sala José Luis Alonso de La Abadía.
Andrea Garrote y Rafael Spregelburd dirigen juntos Pundonor, un monólogo escrito por Garrote, quien además interpreta a Claudia Pérez Espinosa, una profesora universitaria, Doctora en Sociología, que vuelve al aula después de tomarse unos meses de excedencia. Pero la clase que debe dar, una introducción a la obra de Michel Foucault se interrumpe constantemente debido a su frágil situación. Necesita dar explicaciones sobre su comportamiento, aparentemente necesita redimirse. En su desesperación, Claudia, se vuelve imprevisible, vulnerable. Se usa de ejemplo para la teoría.
Así lo cuenta su protagonista, Andrea Garrote, en esta entrevista que le hemos hecho:
Una profesora de sociología vuelve a dar su clase introductoria de Michel Foucault y la sociedad disciplinaria, pero su comportamiento es errante y contradictorio… hasta que decide compartir su versión de lo sucedido anteriormente en el aula y, con ese relato, explicar también algo de la teoría. El problema es que esa decisión la pone en riesgo nuevamente.
La obra pone en cuestión la gran paradoja de nuestra conciencia actual: ¿Cómo luchar contra la pulsión estática y el avance de la centralización del poder que nos asfixia habiendo perdido la inocencia, siendo conscientes de que somos reproductores constantes de los mecanismos del poder? ¿Qué hacer? ¿Cómo abanderar nuevamente al hombre a pesar de sospechar de su libertad, de su libre albedrío como una expresión realmente nueva y no condicionada? Cuando se pierde la propia imagen, cuando la estocada se clava en el punto de honor quizás ya no haya qué perder y una nueva aventura comience.
El texto de Andrea Garrote es de una elocuencia pocas veces vista en la dramaturgia contemporánea. Logra –sin interrupciones ni artificios- un devenir exacto, teatral y enérgico. Sus preocupaciones de siempre (la filosofía, la sociología, el teatro, la enunciación) están aquí formateadas a la medida de su tono actoral. Se trata de una pieza construida como una voz casi impensable en el cuerpo de otra actriz que no sea la propia autora.
La puesta en escena aprovecha todo despojamiento para hacer creer estas convenciones aparentemente sencillas del teatro; el texto hace por sí solo todo el trabajo de llevarnos a otro universo, ya que se trata de un recorrido emocional e ideológico absolutamente apoyado en la presencia de una actriz singularísima, una intelectual de los sentidos.
“Conozco en detalle las capacidades de Andrea para ejecutar estos milagros teatrales. Mientras plantea conflictos elevados e insolubles, su presencia es ineludiblemente tragicómica; adicionalmente, como es habitual en sus trabajos, sin abordar sus asuntos desde una previsible perspectiva de género, Andrea encarna –desde su género- un teatro femenino y urgente y da una voz altísima y sofisticada a toda discusión sobre los roles de hombres y mujeres en la dramaturgia actual”. Rafael Spregelburd
La crítica ha dicho
«A través de Foucault, Andrea Garrote pone luz a las zonas oscuras de la sociedad. La puesta de Pundonor es austera, no le ofrece a Garrote muchas más chances que las de desplegar toda su potencia como actriz para llenar el espacio, para cargarlo de una energía electrizante, que notoriamente, no cesa en ningún momento de la obra.» Alejandro Cruz @La Nación
“Ácida, exacta, impiadosa, hay desesperanza en el discurso que no logra cohibir la corporalidad que se niega a abandonar la sala para dar testimonio con su propia historia de los postulados de la sociedad disciplinaria de Michel Foucault. Su lengua incandescente es el resultado de una lucidez pasmosa. Mucho tiene la profesora de la agudeza que desdoblan las obras de la dramaturga, directora y actriz Andrea Garrote.” Ivanna Soto @Revista Ñ/ Clarin