Lola Blasco, ya Premio Nacional de Literatura Dramática, firma y dirige «El teatro de las locas», un espectáculo que juega con lo meta-teatral para hablar de la enfermedad mental como patología, pero también sobre la construcción de un imaginario: el de la locura. El texto, protagonizado por Alda Lozano, María Pizarro, Nieves Soria, Alberto Velasco, Pepa Zaragoza y Vidal (músico), se estrena en el Teatro María Guerrero y estará en cartel del 23 de febrero al 31 de marzo.
Sinopsis
En el siglo XIX, Charcot sentó los pilares de lo que luego sería el psicoanálisis a partir de una enfermedad: la histeria. Enfermedad que había sido entendida como femenina desde los tiempos de Hipócrates. Enfermedad que, según dijeron, se curaba con un consolador. A lo largo de la historia, lo que se ha entendido por locura ha tenido que ver con los rasgos que asociamos a lo femenino. Los hombres que han padecido algún trastorno también han sido considerados afeminados, lo que hace que me pregunte: ¿Hasta qué punto la diferencia ha sido considerada motivo de encierro? Y también, teniendo en cuenta que las enfermas eran retratadas como Ofelia o Lady Macbeth, ¿en qué medida el teatro ha contribuido a la imagen que hoy tenemos de la locura?
El teatro de las locas es un espectáculo que juega con lo meta-teatral. La obra habla de la enfermedad mental como patología, pero también sobre la construcción de un imaginario: el de la locura. Imaginario que se ha asociado históricamente con la biología femenina, o con rasgos que entendemos como femeninos. En la particularidad del mundo hospitalario el médico francés, Jean Martín Charcot, hizo que sus pacientes se convirtieran en actrices compitiendo por su atención con gestos cada vez más histriónicos en busca de su perfecto tableau vivant, o como él mismo lo llamó: 'su museo vivo'. Las 'enfermas' -algunas lo eran, pero otras simplemente acababan allí por ser huérfanas, prostitutas, revolucionarias y un largo etcétera- a menudo fueron retratadas como personajes femeninos de Shakespeare, tal y como nos han llegado a través de la pintura.
Ofelia o Lady Macbeth son solo algunos de los personajes en los que el médico, mentor de Freud y padre del psicoanálisis, utiliza para justificar una enfermedad: la histeria. En El teatro de las locasnos centramos en la fascinación que produjo la tortura en directo a los pacientes diagnosticados de histeria. La obra es una comedia ácida que dialoga con el presente, que habla de la locura, sí, pero también del vouyerismo, del sadismo y de la crueldad con la que se ha tratado a aquellos que se han salido de lo que la norma impone.
Nota de la autora y directora
Concorde Love Store. Camino por el bulevar del hospital y me detengo frente a esta tienda, frente a la tienda del amor: un sex shop. Concorde Love Store es el nombre de la tienda. En el escaparate un producto nuevo, un vibrador, edición especial, dedicado a Marilyn Monroe. Marilyn Monroe, pienso, condenada a complacer a los demás, pienso. Marilyn la musa. Marilyn la loca. Marilyn acabó muerta, puesta hasta arriba de barbitúricos. Personalidad bipolar, principio de esquizofrenia, sexualidad insatisfecha… Tenía miedo de acabar encerrada. En un psiquiátrico. Como su madre. Pero Marilyn, la de la sexualidad insatisfecha, es ahora la imagen de un consolador. Una cuestión genital pienso, en el bulevar del Hospital, frente a un sex shop. “La histeria trata siempre de lo genital”, dice Charcot por boca de Freud, “siempre siempre siempre”, dice. Hoy he estado visitando La Salpêtriere: la rue Charcot, la rue Pinel… He hecho fotos. Me he dado una vuelta por uno de los escenarios más aberrantes de la historia reciente. Con mi cámara. Como una turista. Pero ahora me da vergüenza entrar en un sex shop. En el sex shop hay una parte dedicada al fetichismo, cuerdas, látigos, todo tipo de artilugios para el placer, y para el dolor. Y me acuerdo de cuando tenía trece años, y me metía lo que pillaba entre las piernas. Tal vez tenga razón Charcot. Tal vez el problema sea siempre genital. Eso debió pensar Freud, cuando creó el psicoanálisis. Eso debió pensar su hija, que siguió las teorías de su padre, la hija de Freud… que trató a Marilyn Monroe de su profunda… depresión. Tal vez el problema sean los genitales, sí, o tal vez el problema, sea el propio psicoanálisis.
Lola Blasco