Matarile estrena hoy su nuevo espectáculo, «Fráxil. Handle with care«, pieza final de su 'Trilogía de la fragilidad'. Con texto y dirección de Ana Vallés, podrá verse hasta el 16 de julio en la Sala Max Aub de Naves del Español en Matadero. Está protagonizada por Celeste González, Claudia Faci, Antón Coucheiro, Alfredo Pérez y Pau Cólera.
La Trilogía de la fragilidad tuvo su origen en 2018 tras un encuentro de los directores de Matarile con Claudia Faci. Pronto se unió a ellos la canaria Celeste González, habitual de la compañía desde hace años. Ambas son bailarinas y actrices formadas en danza clásica, con dilatadas trayectorias en la escena contemporánea y la performance, y constituyen uno de los nexos de unión de este tríptico.
Tras la lucha contra el caos que se planteaba en la primera parte, El diablo en la playa (2020), y la decisión de entrar en lugares a la que invitaba INLOCA (2022), Vallés reflexiona junto a su equipo sobre una Europa desde la que ya no se escribe la historia, al tiempo que aborda la fragilidad del paseo, del que pasa, del que huye, de la conversación peregrina que nos lleva, buscando algo de un lugar a otro.
Todo ello se desarrolla en un trabajo que recupera lo que para Vallés es la esencia del teatro: la persona, unos cuerpos concretos comunicándose con otros cuerpos.
Esto nos ha contado la creadora en esta entrevista:
Esta tercera parte de la trilogía quiere recuperar lo que para mí es la esencia del teatro, la presencia desnuda de unas personas que se muestran en toda su vulnerabilidad y fragilidad. Con ella he buscado la ligereza y el contacto. Ligereza en un estar no condicionado o potenciado por el carácter espectacular de la propuesta, ligereza en la posibilidad de dar vida y transformar el espacio que habitamos con pocos recursos: nuestros cuerpos, las luces y sombras que los envuelven y el sonido exterior que los acompaña.
Fráxil transforma el espacio que habitamos con pocos recursos: nuestros cuerpos, las luces y las sombras que los envuelven y el sonido exterior que los acompaña. El agua, siempre presente y cambiante, la luz, el vídeo de proyectores que deforman la arquitectura, el claroscuro, la voz sin cuerpo, las sombras o la música que no siempre acompaña a la danza, entre otros recursos, son algunos de los elementos que configuran esta pieza.