Cuando se cumple un año de su estreno, regresa a Madrid «Muerte de un viajante«, la magistral pieza de Arthur Miller. A las órdenes del director Rubén Szuchmacher, Imanol Arias, Cristina de Inza, Andreas Muñoz, Miguel Uribe, Fran Calvo, Virginia Flores y Daniel Ibáñez protagonizan esta demoledora reflexión sobre el ser humano que pone en la palestra la crueldad del capitalismo y la frustración por los sueños no cumplidos. Del 7 al 25 de septiembre en el Teatro Infanta Isabel.
Esto nos contaba su protagonista, Imanol Arias, en esta entrevista:
La obra, que después de 60 años de haber sido escrita, nos sigue emocionando, iluminando y despertando el interés de la crítica, de los profesionales del teatro e, incluso, el de muchos jóvenes pertenecientes a generaciones a quienes el mundo que retrata Miller empieza a quedarles algo lejos, al menos en apariencia. Acometer esta obra en el circuito comercial es un honor y tener trabajo en estos momentos es un gusto. Y también lo es poder estar bajo la batuta del maestro Rubén Szuchmacher venido de Buenos Aires con el que ya trabajé en 1994 haciendo “Calígula” durante un año de éxito, ¡es un maestro!
“Muerte de un viajante” es una de esas obras que extrañamente casi todo el mundo conoce, aunque no la hayan visto jamás. Tiene un antihéroe como protagonista y eso la vuelve mucho más atractiva. Mi puesta no cae en la tentación de hacer de ella un monumento del “realismo” sino que reconoce que el espectador contemporáneo ya no necesita de ese realismo para entender las situaciones. Así, como pequeño ejemplo, un bar con todo su movimiento se puede contar con una música de jazz vibrante y tres sillas sobre una alfombra de pasto artificial.
Willy Loman es un viajante de comercio que ha entregado todo su esfuerzo y su carrera profesional a la empresa para la que trabaja. Su único objetivo es darle una vida mejor a su familia, su mujer y sus dos hijos, que le adoran y a los que quiere inculcarles la ambición por triunfar y progresar en la escala social.
Trabajador infatigable, ahora, con sesenta y tres años, exhausto y agotado tras una vida sin descanso, ve cómo su posición en la empresa se tambalea. Sus ventas ya no son las que eran y su productividad cae en picado, lo que provoca que la relación con sus jefes se haga insostenible. Su matrimonio tampoco va bien, y la relación con sus hijos esconde un antiguo secreto que les llena de resentimiento y que amenaza con destrozar la estabilidad familiar.
Todo ello le lleva a una espiral de depresión y autodestrucción, en la que su único apoyo es su abnegada esposa, la única que parece entenderle. A medida que se complican los acontecimientos y sus sueños se desvanecen, todo se precipita hacia un final trágico al que el vencido viajante parece inexorablemente abocado.
La crueldad de un capitalismo salvaje en el que el ser humano sólo vale lo que sea capaz de producir, la frustración por los sueños no cumplidos, la incapacidad de padres e hijos para expresarse su amor, las complejas relaciones de pareja, y la necesidad de triunfar y ser aceptado por los demás, son los ejes sobre los que pivota esta obra maestra de la dramaturgia contemporánea, una demoledora reflexión sobre el ser humano que, como buen clásico, resulta tan actual hoy como cuando se escribió a mediados del siglo pasado.