Durante una residencia artística en Taipéi, Stefan Kaegi se reunió con numerosos artistas, industriales y diplomáticos para pintar un retrato de Taiwán, un territorio único que ha ido perdiendo casi toda su representación diplomática oficial.
A través de las historias de una activista digital, un ex diplomático y una música y heredera de una empresa de té de burbujas, se cuentan distintos puntos de vista sobre la situación de Taiwán a través de modelos, simulaciones y proyecciones de vídeo. Juntos crean el sueño de una embajada efímera, donde la ficción teatral se entrelaza con la historia cultural y política de esta región poco conocida, actuando como un espejo de nuestras democracias europeas.
¡Tres únicas funciones!
Aquí puedes leer el reportaje que hemos publicado.