Carlos Chamarro, Veki Velilla y Víctor Palmero portagonizan «Un buen colchón«, una comedia de Israel Solá para que nada te quite el sueño. La pieza, en la que una pareja de treintañeros que se va a vivir juntos se enfrenta a un reto de dimensiones épicas; dormir, se estrena hoy en el Teatre Talía de Valencia, donde estará hasta el 10 de marzo. Y a partir del 14 de marzo llega a Madrid, al Teatro Quique San Francisco.
Hemos charlado con los protagonistas y nos han contado cosas como estas:
Carlos Chamarro: “Un buen colchón” nos habla –en tono de comedia irónica, corrosiva y de situación– del peligro que tienen los sueños de convertirse en pesadilla, de cómo las esperanzas se pueden tornar en unas mochilas muy pesadas de llevar.
Veki Velilla: Es una comedia que, a través de un código divertido e hilarante, genera muchas risas. Y profundizando más, muestra una visión de esta sociedad utilizando por momentos el absurdo.
Víctor Palmero: Me gusta definirla como un cabaret viscoelástico. Carlos Chamarro se pone en la piel de una especie de maestro de ceremonias multipersonaje para contar la historia de Bárbara y Andrés, una pareja de treintañeros que se mudan a vivir solos y que, en su primera noche juntos, empiezan a obsesionarse con comprar una cama de 45000 euros tras ver que varios famosos duermen sobre ella y que sus carreras han mejorado.
Israel: Es una comedia divertida, ágil, llena de situaciones muy cómicas y del día a día. Y porque la historia muestra que triunfar en la vida no siempre es sinónimo de ser feliz.
¿Qué sería uno capaz de hacer por conseguir un objeto, como por ejemplo, un colchón que cuesta 45000 euros? Perder la cabeza, como les ocurre a los personajes de “Un buen colchón”, la obra de Paula Llorens que refleja la obsesión que tenemos como sociedad por el éxito y los atajos que llegamos a coger para conseguirlo.
Bárbara y Andrés son una joven pareja de treintañeros que por fin se deciden a vivir juntos. La primera noche tras la mudanza, ya tumbados en la cama, leen una noticia que les llama la atención; un futbolista de primera división duerme en un colchón de 45 mil euros, un colchón poco menos que divino. Será por el cansancio, será por ilusión, pero esa misma noche Andrés tiene una revelación en forma de sueño absurdo; ese colchón tiene que ser suyo. Por suerte esta Bárbara, opositora, centrada, opositora, organizada, opositora, la que no tiene intención de cometer semejante estupidez. Pero, será por el cansancio de estudiar la oposición o será porque tenía que ser, que una vez que Bárbara ve el colchón en la tienda comienza a imaginar su vida con él y ahí es donde ni la oposición se le resiste. Entregados a una espiral de deseo irrefrenable; ¿entre ellos? no, hacia el colchón, Andrés y Bárbara no dudan en hacer todo lo que esté en su mano, en su pie, en todo su cuerpo para conseguir ese colchón.
Harán tanto por conseguir su sueño que perderán el propio y tanto por vivir y dormir sobre ese colchón que…