Un nuevo espacio teatral en Madrid

La Fundación de la Universidad Internacional de La Rioja abre hoy en Madrid UNIR Espacio, que abre sus puertas con una nueva programación teatral en la calle Arapiles 16 en el barrio de Chamberí, donde se encontraba ubicada la Sala Sol de York y que dará cabida también a su Escuela de Actores, cuyas producciones se verán en la sala.

Y para arrancar esta aventura han puesto en marcha el Primer Festival de Teatro UNIR Chamberí en el que podremos disfrutar de tres interesantes propuestas:

“Las mocedades del Cid” (del 7 al 10/V)

De Guillén de Castro, versión Daniel Pérez y dirección Roberto Santiago, conocido cinematográficamente por sus largometrajes: «El penalti más largo del mundo» y «El club de los suicidas» entre otros. Los actores Mónica Caballero, Antonio Romero, Daniel Paz, David Olalde, María Zabala, Marta Calabuig, Lupe Roda, Manu Hernández, Julio Flores, Verónica Mey, Luis Lógar, Alberto Galino, Raquel Vazme, Tamar Vela dan vida a este clásico del Siglo de Oro.

«Las mocedades del Cid» se presenta como un montaje absolutamente contemporáneo que conjuga al mismo tiempo una aproximación valiente y apasionada con una visión singular del anhelo por entenderse, por aprender, por ser mejor persona. Un «Juego de Tronos» en el año 1000 de nuestra era, en una España que aún no tenía nombre  y en una época en la que los reinos Godos se disputaban el poder entre ellos y contra los musulmanes.  

En plena Edad Media, en una España aún sin nombre, cristianos y musulmanes se disputan la tierra. El rey Fernando ha conseguido reunir señores y familias en torno a la bandera de Castilla. Así empieza, en la famosa iglesia de Santiago, la épica historia del caballero más famoso de la época, cuyas hazañas han llegado hasta nuestros días: Rodrigo Díaz de Vivar.  Desde que es nombrado caballero, hasta que se desposa con doña Jimena. Pasando por su destierro, por su enfrentamiento con la corte y el conde Lozano, y por su encumbramiento como el Cid Campeador. Una historia de amor imposible. De intrigas palaciegas. De celos y odios. Y sobre todo, una historia sobre el honor. Sobre aquello que fuimos, que somos, y que seremos. Una versión actual, histórica y sorprendente del clásico de Guillén de Castro.

“Hablando de España” (del 14 al 17/V)

Un espectáculo basado en poemas de distintos autores reivindicando en palabras de Javier Villán: «Que calle los políticos y hablen los poetas».

El imperativo categórico que puso en marcha  Hablando de España, antes  Que trata de España, con verso expropiado a Blas de Otero, fue: Que callen los políticos y hablen los poetas. Cuando  empecé a hacer la selección de poemas, que podría ser esta u otra u otras,  igualmente significativas,    el meollo de la cuestión era elemental. Era  la sospecha  de que los políticos, con frecuencia, embrollan  lo que los poetas tienen claro: la apasionada racionalidad de los sentimientos. Eso era  y sigue siendo  España para los que continuamos en esta aventura: una idea,  sentimiento, al que no se le pueden  poner puertas: libre como el campo sin que la amenace la sombra de Caín.  La política es sectaria, la poesía es universal. Lo políticos tienden a politizarlo todo; es decir, a privatizar  sentimientos comunes a mucha gente y de distinto signo. Pero los poetas no, y cuentan para ello con un  arma  que es siempre menos letal que los discursos doctrinales. En ese lema imperativo, “que callen  los políticos y hablen los poetas”, hay ecos de un Maiakowski apocalíptico: “que callen los oradores/ camarada máuser, tiene usted la palabra”, pero ecos muy lejanos. Teniendo en cuenta el  destino traicionado de  la revolución que había querido apuntalar con versos y teatro,  acaso no le faltara razón, y sabiendo que Maiakowski acabó suicidándose, no sé si el riesgo merece la pena. “Que callen los políticos y hablen los poetas” es acaso menos revolucionario, aunque más  ambicioso. Hablando de España,  parte, de un vislumbre  geopolítico muy claro: la unidad de España dentro de una pluralidad cultural e idiomática; un Estado único  con distintas sensibilidades, lenguas y culturas.  Hablando de España tiene una intención política y una intención poética;  la nómina de poetas elegidos que hablan de España desde el dolor y, a menudo, desde el destierro, empieza con el soneto de Quevedo, “Miré los muros de la Patria mía”. Nos parece un punto de partida irrebatible. Javier Villán, autor de Hablando de España.

“León Felipe. Lágrimas sobre el viento” (23/V)

De José Gabriel López Antuñano e Ignacio García, con Santiago Ramos. Una dramatización cimentada en la obra poéticad de León Felipe. La historia de León Felipe es, como su poesía, un símbolo de lo extraordinario y de lo cotidiano a un tiempo, la de un hombre de la tierra castellana y de su sencillez, pero que vuela sobre ese polvo y ese viento hasta esculpir poemas infinitos. Su historia es la de un país, o mejor dicho, la de dos, sus dos patrias, ambas queridas y ambas dolorosas.

 

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