Y para arrancar esta aventura han puesto en marcha el Primer Festival de Teatro UNIR Chamberí en el que podremos disfrutar de tres interesantes propuestas:
“Las mocedades del Cid” (del 7 al 10/V)
De Guillén de Castro, versión Daniel Pérez y dirección Roberto Santiago, conocido cinematográficamente por sus largometrajes: «El penalti más largo del mundo» y «El club de los suicidas» entre otros. Los actores Mónica Caballero, Antonio Romero, Daniel Paz, David Olalde, María Zabala, Marta Calabuig, Lupe Roda, Manu Hernández, Julio Flores, Verónica Mey, Luis Lógar, Alberto Galino, Raquel Vazme, Tamar Vela dan vida a este clásico del Siglo de Oro.
En plena Edad Media, en una España aún sin nombre, cristianos y musulmanes se disputan la tierra. El rey Fernando ha conseguido reunir señores y familias en torno a la bandera de Castilla. Así empieza, en la famosa iglesia de Santiago, la épica historia del caballero más famoso de la época, cuyas hazañas han llegado hasta nuestros días: Rodrigo Díaz de Vivar. Desde que es nombrado caballero, hasta que se desposa con doña Jimena. Pasando por su destierro, por su enfrentamiento con la corte y el conde Lozano, y por su encumbramiento como el Cid Campeador. Una historia de amor imposible. De intrigas palaciegas. De celos y odios. Y sobre todo, una historia sobre el honor. Sobre aquello que fuimos, que somos, y que seremos. Una versión actual, histórica y sorprendente del clásico de Guillén de Castro.
“Hablando de España” (del 14 al 17/V)
El imperativo categórico que puso en marcha Hablando de España, antes Que trata de España, con verso expropiado a Blas de Otero, fue: Que callen los políticos y hablen los poetas. Cuando empecé a hacer la selección de poemas, que podría ser esta u otra u otras, igualmente significativas, el meollo de la cuestión era elemental. Era la sospecha de que los políticos, con frecuencia, embrollan lo que los poetas tienen claro: la apasionada racionalidad de los sentimientos. Eso era y sigue siendo España para los que continuamos en esta aventura: una idea, sentimiento, al que no se le pueden poner puertas: libre como el campo sin que la amenace la sombra de Caín. La política es sectaria, la poesía es universal. Lo políticos tienden a politizarlo todo; es decir, a privatizar sentimientos comunes a mucha gente y de distinto signo. Pero los poetas no, y cuentan para ello con un arma que es siempre menos letal que los discursos doctrinales. En ese lema imperativo, “que callen los políticos y hablen los poetas”, hay ecos de un Maiakowski apocalíptico: “que callen los oradores/ camarada máuser, tiene usted la palabra”, pero ecos muy lejanos. Teniendo en cuenta el destino traicionado de la revolución que había querido apuntalar con versos y teatro, acaso no le faltara razón, y sabiendo que Maiakowski acabó suicidándose, no sé si el riesgo merece la pena. “Que callen los políticos y hablen los poetas” es acaso menos revolucionario, aunque más ambicioso. Hablando de España, parte, de un vislumbre geopolítico muy claro: la unidad de España dentro de una pluralidad cultural e idiomática; un Estado único con distintas sensibilidades, lenguas y culturas. Hablando de España tiene una intención política y una intención poética; la nómina de poetas elegidos que hablan de España desde el dolor y, a menudo, desde el destierro, empieza con el soneto de Quevedo, “Miré los muros de la Patria mía”. Nos parece un punto de partida irrebatible. Javier Villán, autor de Hablando de España.
“León Felipe. Lágrimas sobre el viento” (23/V)
De José Gabriel López Antuñano e Ignacio García, con Santiago Ramos. Una dramatización cimentada en la obra poéticad de León Felipe. La historia de León Felipe es, como su poesía, un símbolo de lo extraordinario y de lo cotidiano a un tiempo, la de un hombre de la tierra castellana y de su sencillez, pero que vuela sobre ese polvo y ese viento hasta esculpir poemas infinitos. Su historia es la de un país, o mejor dicho, la de dos, sus dos patrias, ambas queridas y ambas dolorosas.