Víctimas de su propio ego, de su inocencia o de su maquiavelismo, de su moral y de sus pasiones, los personajes de esta emblemática comedia shakespeariana regresan a las tablas para mostrar un nuevo enfoque de su verdad. Con un inmenso elenco capaz de dar vida a los 16 personajes de la pieza bajo la dirección de Pablo Montenegro, el teatro Quevedo da la bienvenida al montaje elegido para coronar su cartelera estival.
TORRENTE DE IMAGINACIÓN, ingenio y provocación, “El sueño de una noche de verano” ha sido una pieza histórica clave a la hora de inspirar un sin fin de versiones, personajes y recursos narrativos en todos los medios escénicos.
La nueva interpretación de Bluarte nace del profundo respeto al texto original y ofrece una historia ágil y familiar en la que la fantasía, los cómicos y los amantes se combinan y entremezclan según lo dispone el caprichoso ademán del caos y la trastada. “Nos sumergimos de lleno en el clásico desde una fidelísima adap-tación textual –cuyas leves modificaciones conservan su esencia y personalidad– y el resultado es una obra dinámica y trepidante repleta de múltiples personalidades y personalidades múltiples, de acuerdo a la naturaleza de la locura de cada cual. Nadie se salva: el amor y todos aquellos temas que lo rodean y lo cortejan atacan, envuelven, penetran y sacuden a todos y cada uno de los personajes”, comenta Pablo Montenegro, director de la pieza, y concluye: “He buscado extraer –sin violentar lo escrito– unos objetivos que quizá en un primer vistazo parecieran no estar allí. La búsqueda libre y atrevida de las auténticas motivaciones que se ocultan tras una verdad evidente, ha concluido en la formación de unos personajes que, a menudo, juegan su doble cara o se mantienen, como equilibristas, sobre la línea que divide la vigilia de la razón y el sueño de la locura. Al fin y al cabo, ¿no son la pasión fugaz, el afecto caprichoso o la impredecible emoción humana cómplices de la dulce y amarga locura de ser una criatura que llora, siente… y quiere?”.