¿Una inocente niña? De eso nada. La versión de Julio Fischtel nos muestra a una Caperucita adolescente que, guiada por la curiosidad, se sumerge en el emblemático bosque encantado del cuento. Con este montaje, Natasha Fischtel toma el timón de la compañía La Bicicleta y releva a sus padres en la dirección. Un impresionante árbol centenario y 17 canciones originales marcan el hilo conductor de esta divertida y apasionante historia con dirección artística de Quim Capdevilla y un elenco formado por Marina Martín Santamaría, Javier Enguix, Vanesa Bravo, Marta Malone, Miguel Cazorla y Javier Ibarz.
TRANQUILIDAD, MAGIA, MISTERIO. Son las sensaciones que transmiten los árboles de esta espectacular escenografía diseñada por Chechu García.
El realismo y la belleza de la recreación del emblemático bosque encantado de los hermanos Grimm sustenta una historia que, basada en el cuento clásico original, aporta mayor dinamismo y diversión. “Hemos seguido las líneas del cuento tradicional, pero transformando a la niña Caperucita en una adolescente que quiere despertar y descubrir el maravi-lloso mundo que le rodea. Adentrarse en ese bosque supone el fin de la infancia y la pérdida de la inocencia. El lobo no es un lobo malo, sino un seductor pícaro que cae en su propia trampa y se lleva su escarmiento”, apunta Natasha Fischtel, hija de los fundadores del teatro Sanpol –Ana María Boudeguer y Julio Jaime Fischtel– y la misma que ahora afronta con ilusión su primera producción al frente de la dirección.
Apoyada por el trabajo de 12 profesionales entre constructores, escultores y pintores, que han pasado 10 meses haciendo palpable este fantasioso bosque a base de estructuras de ripia, aluminio y poliestireno, la adaptación del célebre cuento se actualiza y enriquece: “Esta versión trata de las relaciones humanas, de una madre a la que le duele ver volar a su hija, de la relación entre la madre de Caperucita y el leñador, del flirteo entre la propia Caperu-cita y el guardabosques –hemos sustituido al tradicional personaje del cazador, ya que no se mata a los animales–. También incide en las sabias experiencias que transmite la abuela de Caperucita. La esencia de “Caperucita Roja, el musical” está en la importancia de las relaciones humanas y el contacto con la naturaleza”.
