Víctor Palmero continúa dando vida a «Johnny Chico» en el Teatro Lara. Dos nuevas funciones este mes: los día 4 y 25. Se trata de un valiente monólogo, dirigido por Eduard Costa, que aborda el conflicto de identidad personal y sexual que vive un joven marginal, que trata de subsistir en una gran ciudad recién llegado de un pueblo, escapando de la violencia familiar y la incomprensión.
Pinceladas de ternura, humor, crudeza y emoción, pero sobre todo de realidad, componen esta obra en la que Víctor Palmero da vida a cerca de una decena de personajes: el protagonista y todos aquellos que interactúan con él.
Es un chaval de provincias que tiene la mala suerte de nacer en el núcleo de una familia desestructurada compuesta por un padre alcohólico, un hermano yonki y una madre que sufre maltrato por parte del padre. Estas circunstancias, sumadas a otras muchas, marcan a Johnny convirtiéndolo en un chico con una crisis vital de identidad personal y sexual. Oculta su deseo y su sensibilidad tras la rabia con una máscara que, poco a poco, va descubriéndose durante la obra, nos ha contado el actor.
En Johnny chico no hay concesiones, ni tampoco perdón. Es sólo una historia más de un chico que no cuadra en la realidad en la que vive, ni en el cuerpo en el que convive; pero que, aún y así, trata de sobrevivir al mundo que le rodea a pesar de no encajar en el mismo y busca lo mismo que, en el fondo, buscamos todos: ser amado y aceptado.
Una oda fuckgender en lucha contra la LGTBIQ+ fobia… “porque no importa en absoluto quién eres o lo que llevas puesto; lo que quiere que seas: él o ella, hombre o mujer… porque al final TODX es lo mismo cuando te desnudas”.