Dos actores inmensos, los tiempos de crisis y el inevitable recorrido de una catástrofe. La incisiva pluma de Jordi Galcerán reunió este póquer de ases para hacer de esta comedia el gran éxito de la pasada temporada en el Teatro Maravillas. Después de una gira nacional en la que Luis Merlo y Carlos Hipólito han recogido ovaciones en más de 25 ciudades, Madrid recupera este divertidísimo tour de force no apto para cardíacos.
UNA SUCURSAL BANCARIA, su director y un cliente. Estos son los tres elementos que originan un inesperado torbellino de amenazas, chantajes, torpezas y dudas capaces de llevar al espectador a la profunda reflexión a través de una abundante ración de humor inteligente.
Contando con la garantía de una dirección firmada por Gerardo Vera, el autor del texto, Jordi Galcerán, no duda a la hora de alabar una de las claves de este éxito: “Toda obra y especialmente ésta, que se basa en la palabra y en la interpretación, demanda un tipo de actor muy especial. Hicimos un muy buen casting para que la cosa se aguantara y lo hemos conseguido. Luis y Carlos hacen unas interpretaciones memorables. ¡No es fácil encontrar un muy buen actor que además lo sea de comedia! Y lo hemos encontrado”.
Éxito internacional
Estrenada al mismo tiempo en Madrid y Barcelona con una primera temporada inmejorable, “El Crédito” ha cerrado una gira estival pasando por Zaragoza, Las Palmas, Bilbao y alrededor de 30 grandes plazas. Pero aquí no acaba su recorrido: “Otras producciones de este montaje están empezando a girar por el mundo. Ya se ha estrenado en seis países de Sudamérica y en algunos de Europa, como Finlandia. ¡El texto está rodando muchísimo!”, celebra Galcerán.
La crítica ha dicho…
“Cuenta con unos diálogos ingeniosos que hacen avanzar con endiablado sentido del humor un conflicto en cuya trastienda aletea la soledad”, ABC.
”Perfecta en su arquitectura dramática, esta comedia es Jordi Galcerán en estado puro: líneas y réplicas ágiles, situaciones divertidísimas, personajes con fondo, giros imprevistos y un colmillo bien afilado”, La Razón.
”El público se convierte en cómplice entusiasta; ovaciona frases, subraya situaciones y aplaude algún que otro mutis”. El Mundo.