Y el estrenazo del día es «Coraje de madre», una obra conmovedora protagonizada por Isabel Ordaz y Pere Ponce

Dice Juan Mayorga, amparo y defensa del oficio y hoy director artístico de La Abadía, que George Tabori “fue un creador cuya obra debe ser conocida por quienes aspiren a hacer del escenario un espacio para la memoria o, en general, por aquellos que desde cualquier arte se planteen el desafío de la representación del pasado”. Pero qué difícil contar ciertas cosas que no se pueden contar y que, sin embargo, deben ser contadas. Y es que en «Coraje de madre» el autor relata cómo su madre se salvó de ser deportada a un campo de exterminio. Pocas manos como las de Helena Pimenta para tomar la batuta de un texto que ha de llegar con emoción, ligereza, vitalidad, respeto y empatía. En cartel en el Teatro de La Abadía desde hoy hasta el 19 de marzo.

“Antes era muy cálida y cariñosa. Una mujer dulce, una madre de verdad en el sentido antiguo de la palabra. Después de la guerra, sentí que en su interior algo se había convertido en acero; parecía ofendida, profundamente ofendida”.

Así describe a su madre George Tabori. Era 1945. Solo había pasado un año desde que no la veía, pero parecían siglos. Su padre murió en Auschwitz, su madre fue detenida tras la invasión nazi de Budapest y estuvo a punto de ser deportada.

Nos lo cuenta mejor la directora Helena Pimenta, a la que Juan Mayorga le ofreció “este sorprendente texto de George Tabori, un autor muy desconocido para el público español y, sin embargo, muy necesario” que ahora dirige coproducido por La Abadía, Ur teatro y Teatro Principal de Palma:

“Detenida cuando se dirigía a jugar una partida de cartas a casa de su hermana, es introducida junto a 4030 compañeros de infortunio en un tren camino de Auschwitz. Extrañamente conseguirá ser liberada por un oficial alemán. Elsa Tabori entregó a su hijo unas cuartillas en las que relataba esta historia diez años después para que este la escribiera a su manera”.

Y continúa:

““Coraje de madre” será la pieza en la que George Tabori dé testimonio de la experiencia de su madre, con ella, por ella y para ella. También por él y para él, por los suyos, por la humanidad de la que forman parte. Ambos, entre la ficción y la realidad, cuentan la pequeña historia hecha de horrores y de milagros olvidados: la pequeña historia de una madre judía de la Europa del Este en el momento de los campos de concentración y de la solución final. Esta anécdota es una excepción que denuncia con más eficacia la pérdida de los millones de seres humanos que se diluyeron en humo sobre Europa”.

Entre la risa y el llanto

Pero esta obra no es solo una crónica de supervivencia, sino la búsqueda de cómo representar una historia así.

“Su teatro de la memoria busca recordar los hechos acaecidos en Auschwitz, el antisemitismo europeo en general y el alemán en particular. Al representar vivencias del holocausto y sus secuelas en el alma europea y judía sobre el escenario, rompe el tabú de la imposibilidad de la representación de la soáh mediante su particular forma de contar, que explora diversos puntos de vista, presenta personajes y situaciones grotescos y utiliza el humor no como evasión, sino como forma de profundización”, explica Pimenta.

Así Isabel Ordaz, Pere Ponce, David Bueno, Xavi Frau y Sacha Tomé se enfrentan al reto de contar la historia compleja que nos han dejado una madre y su hijo, autor referente esencial de la escena occidental, heredero de Brecht y Beckett y con un humor grotesco y sin piedad, que rompe tabúes, irreverente.

“Seguimos los pasos de Tabori y, entre la risa y el llanto, queremos que los personajes den testimonio de una terrible experiencia de atrocidad”, afirma la directora y finaliza: “Trabajamos para que sea una experiencia que sorprenda, incomode y nos recuerde lo que desgraciadamente ocurrió en la mitad del siglo XX, de la misma forma que nos ha sorprendido y tocado a nosotros”.

Dos de sus protagonistas, Isabel Ordaz y Pere Ponce, madre e hijo en la pieza, también nos han dado su visión de este texto en esta entrevista:

Isabel: La propuesta es muy polifónica, creo que Helena Pimenta está trabajando en esa dirección, los diversos niveles de significación. Por mi parte, algo que me ocupa mucho es el hecho de cómo representar lo irrepresentable, a la víctima, desde dónde el arte puede asumir esa tragedia a través de una forma. 

Pere: Es una función muy poliédrica en la que Tabori también reflexiona sobre cómo representar esto, qué herramientas tiene la ficción, que herramientas tiene el teatro para poder dar credibilidad y testimonio a esto que sucedió, que es la anécdota de una madre, pero con el gran trasfondo de la tragedia del holocausto.  

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