Shakespeare dice que la muerte es el fin de todo y que Romeo y Julieta murieron abrazados en el mausoleo de Verona, pero se equivocó. 400 años después los amantes reviven. Julieta tiene que reconocer que ya no tiene 16 años y Romeo tiene que enfrentarse a una pared blanca contra la que choca al intentar recordar quién es y de dónde viene. Y así es como nos cuentan la verdadera historia de este amor prohibido. Rafael Sánchez dirige «Romeo y Julieta despiertan…«, esta pieza de E. L. Petschinka protagonizada por Ana Belén y José Luis Gómez –Jesús Noguero le sustituye a partir del 30 de mayo–. Junto a ellos, José Luis Torrijo, Irene Rouco y David San José. La cita, en el Teatro Español desde mañana, 15 de abril, hasta el 4 de junio.
¿POR QUÉ VOLVER a contar la tragedia de Romeo y Julieta? ¿Qué nos remueve aún hoy? ¿Por qué el amor apasionado está reservado para la juventud? ¿Quién o qué nos prohíbe vivir nuestras emociones más allá de los 50? ¿Uno se puede enamorar con 70 años?
Son algunas de las preguntas que lanza Rafael Sánchez –director suizo-alemán descendiente de españoles que debutó en nuestro país con una adaptación de “Tiempo de Silencio” de E. L. Petschinka, autor también de esta versión de la obra de Shakespeare–. Pero, ¿hay respuestas?
“La soledad es un problema enorme, pero enamorase a los 80 años está muy mal visto. ¿Qué pasa en las residencias si se enamoran dos, les subimos la medicación? No podemos responder tajantemente, pero sí ofrecer una aproximación. El amor no deja de existir más allá de los 80 y los más jóvenes tenemos la responsabilidad de facilitarle a los mayores poder vivir sus vidas como ellos quieran”, reflexiona el director.
La muerte no es el fin
Julieta y Romeo despiertan después de un largo sueño, pero no se reconocen. Ella solo ve a un caballero ochentón y él, a una dama muy bien conservada. Los dos se creen aún un par de adolescentes. Y, así, el final de la tragedia es el comienzo de la verdadera historia de los amantes más famosos del mundo.
“Un aspecto importante de la versión es el momento en el que los dos se dan cuenta de que han pasado sus vidas durmiendo y se preguntan si de veras aprovecharon sus vidas. Nos hacemos esa pregunta cada uno de nosotros tarde o temprano. Y la respuesta que uno pueda encontrar, nos define. Esa respuesta o nos deja dormir tranquilos o nos desasosiega por completo”, afirma Sánchez.
Ana Belén y José Luis Gómez –dos colosos con los que trabajar es, para Rafael Sánchez, “como conducir un Ferrari por la zona peatonal”– son Julieta y Romeo, a veces, los jóvenes enamorados y, otras, los carismáticos artistas que son en la vida real. Una banda de músicos y actores –José Luis Torrijo, Irene Rouco y David San José, que firma también la dirección musical– los acompañan por si a ella le hace falta una canción para explicar algo o a él un caballero para enfrentarse a un duelo a vida o muerte.
“Esta pieza tiene unas cuantas cosas especiales, pero me gustaría subrayar dos. La primera es obvia, vemos a dos mayores que intentan redescubrir el amor, eso en el teatro o el cine no se ve casi nunca. El segundo tema, muy importante, es que esta obra tiene un papel muy interesante para una mujer más allá de los 70. Las mujeres casi siempre son víctimas o tienen que apoyar al hombre. Nuestra Julieta es todo lo contrario. Es una Julieta que se emancipa en todos los sentidos. Al final hasta del texto original”, cuenta divertido el director.
Ana y José Luis nos cogen de la mano y nos enseñan las escenas más enigmáticas de la tragedia. Se enamoran, se enfrentan en duelo, refunfuñan, se fugan, se casan, cantan y bailan, se envenenan y, al final, mueren para demostrar a Shakespeare que la muerte no es el fin de todo.