¿Cómo definiría “Sobre algunas especies en vías de extinción”?
Es una obra muy irónica, muy especial, donde las fronteras entre lo real y lo ficticio están totalmente diluidas. Estamos jugando con el concepto de “cabaret metafísico”.
Un concepto íntimamente ligado a los temas que trata…
La obra está impregnada de todos los temas trascendentales de la existencia: el sentido de la vida, de la muerte, del hombre y de la representación. Lo que ocurre es que están tratados con enorme ironía, de ahí lo de ‘cabaret metafísico’.
Nos hemos perdido muchas cosas al olvidar a determinados autores…
Más que olvidado, en este país se ha evitado estrenar a autores que pudie-ran ser incómodos al sistema o a la cultura dominante. España no es país para “díscolos”.
¿Cómo es su teatro?
Es rompedor y desconcertante. Es un ‘moderno’, en el mejor sentido del término. Va a sorprender muchísimo porque es un autor muy culto que se aleja conscientemente de las miradas y caminos convencionales. Un vanguardista irónico y delirante.
¿Cómo le llega este proyecto y qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza cuando terminó de leer este texto?
El texto me llegó el año pasado, cuando estaba ayudando a Ernesto Caballero a seleccionar las piezas para el ciclo de Morales. Leí la función sin saber que iba a dirigirla y rápidamente me atrapó: es una pieza muy sugerente, plena de retos y desafíos para un director de escena. Agradezco mucho que Ernesto me invitase a hacerme cargo de la puesta en escena.
¿A qué nos enfrenta este texto, brevemente qué nos cuenta?
Es un texto poliédrico donde nada es lo que parece ser y donde se entrecruzan distintos planos espaciales y temporales. Por una parte, asistimos a la creación de una “obra en proyecto” y, a la vez, somos partícipes de un entierro que fue, es y será… ¿El entierro de las especies humanas más diferentes? ¿El entierro del ser humano? ¿El entierro del teatro? ¿de la cultura? ¿de un sistema vacío? Morales invita al espectador a reflexionar sobre el sentido de un mundo que uniforma, que limita la diversidad y que trata de imponer un pensamiento único.
¿Qué exige un texto como éste, a los actores?
Capacidad de juego, sin duda. Sentido del humor, imaginación, precisión, y cierta extravagancia a la hora de afrontar el trabajo. Exige actores con ironía y con espíritu subversivo, capaces de transitar por registros muy distintos sin temor a equivocarse. El elenco con el que cuento procede del Laboratorio Rivas Cherif: son actores estupendos, con un nivel muy alto de técnica y de entrega. Me interesaba hacer una propuesta escénica donde pudiesen conjugarse la veteranía con la juventud, y tratar este “teatro de la incertidumbre” desde la incertidumbre de los tiempos que vivimos. La música en directo juega también un papel importante en la pieza.
¿Por qué diría que no debemos perdernos este ciclo?
Es un creador de universos muy especiales, muy frikies y subversivos. Es un autor valiente que se atreve a romper todos los moldes. Morales va a ser todo un descubrimiento. Este es uno de sus últimos textos, de 2003, escrito con 87 u 88 años, pleno de lucidez y osadía escénica. Es una oportunidad única para conocer una de esas “especies en vías de extinción” como es este joven dramaturgo de 98 años: una voz distinta y personal en un universo cada vez más uniforme. No debéis perderos ninguna de las piezas del ciclo!