¿Alberto Castrillo-Ferrer es más de Ildebrando o de Hamlet?
¡Qué difícil! Pero me voy a mojar: de Ildebrando, la verdad. Soy actor amante de la comedia y del teatro popular, pero también soy muy shakespeariano. No obstante, en “Ser o no ser” hay un poco de cachondeo con Hamlet, el personaje de mi obra dice que es un “pan sin sal” (risas). Le recrimina no vengarse rápidamente, pero claro, la obra se acabaría en el Acto I.
“Ser o no ser”. ¿Esa es la cuestión?
Sí. Desgraciadamente nuestra vida está marcada por la consciencia de muerte. Por eso, intento que el teatro que hago sea un canto a la vida y al aquí y ahora. Creo, como cuento en la función que todos queremos SER, ser como sinónimo de existir, pero también de ser queridos, ser admirados, ser respetados…, y no NO SER.
¿Y alguna respuesta a la cuestión?
Eso no lo tengo que decir yo. Lo único que puedo afirmar es que soy un apasionado, que el Teatro es mi lugar en el mundo y que intento por todos los medios hacerlo lo mejor posible. Intento SER, sí.
¿Todo está en los clásicos?
¡Y qué pena que no lo tengamos en cuenta! La ignorancia provoca la maldad. ¡Claro que todo está en los clásicos! –Incluida la Biblia–. El Teatro es la mayor hemeroteca de la humanidad. Siempre vamos a encontrar un clásico para retratar a la perfección el tiempo que vivimos, los problemas que nos acucian y los sentimientos que creemos exclusivos.
¿Qué Shakespeare recetaría en 2025?
Yo acabo de montar “Noche de Reyes”, que es una locura maravillosa, espero que los programadores hagan caso a mi receta…, pero cualquier Shakespeare es medicina para nuestra alma.
Lleva haciéndose esta misma reflexión desde hace más de una década.
Quince años cumplo con “Ser o no ser”. Ha sido una obra que me ha permitido viajar por varios países, por festivales Shakespeare y festivales de comedia, llevarla desde un gran teatro de mil butacas hasta un pueblecito de cien habitantes. Críticas increíbles, felicitaciones, emociones, todo son alegrías cuando actúas. Tenemos una profesión maravillosa.
Y ahora aterriza con ella en el Lara.
Me parece un regalo, la dramaturgia de Luca Franceschi es de una efectividad mágica. Un personaje secuestra al actor que lo interpreta en su propio cuerpo. A partir de aquí todo es posible. Es un personaje shakespeariano al que no llamó Shakespeare, así que tiene toda esa sabiduría que llega desde hace 400 años ¡y todas esas ganas descontroladas! Humor, mala leche, poesía, textos shakespearianos y un alegato sobre la creación sincera. “No hay que ser lo que los demás quieren que seas, sino lo que eres”. Eso dice el personaje.
¿Qué personajes habitan su cuerpo?
De los conocidos aparecen, cómo no, Hamlet, Shylock, Ricardo III o Macbeth. No se puede destripar mucho la función… ¡Vengan! ¡La disfrutarán y recomendarán!
La pieza lleva la firma de Luca Franceschi.
Es uno de los genios teatrales de la Commedia dell´Arte en Europa. Conoce las teclas que tocar para jamás aburrir al público y emocionarle, tiene ritmo, humor, imaginación, sorpresa, magia y conocimien-to del ser humano… Cuanto más se rían, más abren su corazón para que al final se pueda escapar una furtiva lágrima. Ocurre.
También él dirige…
La dirección es de Luca Franceschi con una colaboración de mi gran amigo y excelente actor Rafa Blanca. Es básicamente dirección de actor. La puesta en escena no puede ser más clásica: cortina como en el Siglo de Oro, una mesa con atrezzo, candilejas y la calavera de Yorick, claro.
¿El Alberto actor echa de menos al Alberto director cuanto otro lo dirige?
En absoluto, léase masticado. No te puedes imaginar el placer que es para mí el dejarme conducir, no tener más responsabilidad que la de mi voz y mi cuerpo. Ser dirigido siempre por grandes directoras y directores es un lujo.
¿Impone decir a Shakespeare en solitario?
Shakespeare ya escribía esos monólogos para que se recitaran a público. Will Keen dice que son como ruedas de prensa que da el personaje para excusarse o explicar sus intenciones y sus miedos. Impone menos que otras cosas, porque el texto va solo.
Decíamos “Ser o no ser, una cómica tragedia”. ¿El humor siempre nos salva?
Yo soy un gran defensor del humor, es la risa lo que distingue al ser humano (Y, también a las hienas, claro, jajaja). El humor hace que lo serio sea más serio y lo trágico más profundo, aunque parezca una contradicción. Nos reímos porque no somos nosotros los que estamos allí. La risa es nuestra expresión de una tragedia que le pasa a otro. El humor es la mejor salida para los problemas, aprovecho para reivindicar desde aquí una categoría en los premios Max y en los Goya a la Comedia. Somos un país con gran tradición judeocristiana y aun nos parece mal premiar la comedia sobre el drama, muy pocas veces se llevan el galardón las comedias. Atrevámonos a hacer unos premios exclusivos para esta categoría.
¿En qué más anda Alberto Castrillo-Ferrer?
Si todo va bien, tengo un maravilloso año por delante: tras Ser o no Ser en el Lara, estreno en marzo Los cuernos de don Friolera bajo la dirección de Ainhoa Amestoy y un elenco de lujo en Teatros del Canal, también este año estaré en el equipo de dirección a las órdenes de Albert Boadella (el mejor director de escena que he conocido) en la próxima obra de Els Joglars, tengo un proyecto en Italia como actor y otro en Suiza como director, haremos el Festival Manhattan, sexta edición, en Murillo de Gállego, y bolos, muchos bolos de funciones que han arrancado este año. Vivo un bonito momento artístico, la verdad.
Teatro Lara – Nº Enero 2025