¿Qué es “La ternura”?
Una comedia romántica de aventuras hecha al estilo de las que hacía Shakespeare, con islas desiertas, magia, bosques, mujeres disfrazadas de hombres, amores imposibles, persecuciones… comedias con mucha acción, con un lenguaje lleno de metáforas y comparaciones y con el tema principal de la realidad vista como una ilusión.
Teatro de la Ciudad se consagró con el ciclo de tres tragedias. Ahora dan paso al género de la comedia. ¿Por qué?
Creo que ‘se nos veía venir’ (risas). La comedia es la otra cara de la tragedia y juntas forman la base del drama. Así que ha sido un movimiento muy orgánico. Lo que más tiempo nos ha ocupado ha sido elegir dentro de la comedia, qué tipo de comedia y, finalmente, elegimos las de Shakespeare porque él inventa la comedia moderna usando toda la tradición clásica y popular.
¿Cómo ha sido este proceso creativo para adquirir los mecanismos cómicos de Shakespeare?
Durante un año he estado leyendo y releyendo sus comedias, dejándome contagiar por su estilo hasta que, finalmente, me puse a escribir de una manera que recuerda a la suya. Es un juego que los escritores hacemos desde que comenzamos a escribir. Imitar estilos y, a partir de esa imitación, crear uno nuevo. En las comedias de Shakespeare los personajes están continuamente urdiendo planes, creando confusiones, haciendo creer a los otros que la realidad es de una manera…
¿Quiénes y cómo son los personajes de “La ternura”?
La Reina Esmeralda –Elena González– y sus hijas La Princesa Rubí –Eva Trancón– y La Princesa Salmón –Natalia Hernández– son tres mujeres que no quieren saber nada de hombres. Viajan obligadas por Felipe II en la Armada Invencible para ser casadas en matrimonios de conveniencia con nobles ingleses una vez que se produzca la invasión. Para huir de este destino, deciden crear una gran tempestad que hunda la Armada y naufragar cerca de una isla que ellas creen desierta y en la que planean vivir sin hombres para el resto de sus días. El problema es que en esa isla viven tres leñadores que huyeron allí para no saber nada de mujeres: El Leñador Marrón –Juan Antonio Lumbreras– El Leñador Verdemar –Paco Déniz– y el Leñador Azulcielo –Javier Lara–.
¿Qué hay de la escenografía e iluminación?
Alejandro Andújar ha creado un espacio arquitectónico muy potente de tres bóvedas ojivales que le da mucha magia al espacio. Pedro Yagüe, siguiendo esta línea, ha creado unas luces con fuertes contrastes. Y Fernando Velázquez ha hecho una música de aventuras que da mucho subidón. Creo que los tres refuerzan el elemento romántico de aventuras que tiene la acción.
Una de las frases que más le gustan de este texto es aquella que dice…
“Ánimo señor leñador. He perdido tantas batallas en mi vida que podría hacer una playa con el polvo que he sacudido de mis enaguas” –Reina Esmeralda–.
¿Qué hace de esta comedia una apuesta segura para el espectador?
Que está llena de acción, con muchos giros, es divertida. Tiene un lenguaje precioso, muy potente, lleno de imágenes. La interpretación de los actores es bestial, con giros emocionales muy fuertes y llena de comedia al mismo tiempo. Y todo este juego se sustenta sobre temas que creo fundamentales: “el miedo de los padres a que sus hijos sufran”, “las maneras en las que se expresa el amor”, “la imposibilidad de huir de los otros”…
Un sueño profesional pendiente de cumplir:
La verdad es que cada día que trabajo en un teatro se hace realidad mi sueño.
Aparte de este estreno, ¿qué otros proyectos tiene entre manos?
La temporada que viene trabajaré con La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, un proyecto que me hace mucha ilusión.