Amparo Larrañaga. Hermanas

Hija del inolvidable Carlos Larrañaga y Mª Luisa Merlo, esta actriz de vocación supo hacerse un nombre propio desde el principio de su carrera artística. Con tan sólo 15 años pisó sus primeras tablas y no parece estar dispuesta a bajar de ellas. Después de dos temporadas de éxito con “Fuga” de Jordi Galcerán, Amparo arranca el 2013 con el estreno en Madrid de “Hermanas”.
¿Qué es “Hermanas”?

Una comedia basada en una familia como tantas, con esa apariencia de cierta normalidad pero donde todos ocultan sus secretos, sus intimidades. Es un canto a la vida que surge a partir de la muerte del padre de familia. Está el espíritu ‘chejoviano’, donde no pasa nada pero pasa todo.


¿Cómo es su papel?   

 Soy Inés, la hermana mayor, la que inicialmente puede ser el paradigma del triunfo (se ha casado, tiene un chalet adosado, un 4×4…) pero es también la que oculta todas las tragedias que le suceden, la que se hunde más porque es la más egoísta y todo le pasa a ella… ¡Es un personaje comiquísimo! Una mártir (risas).


¿Por qué tildan la obra de banalidad inteligente?

 Porque inteligencia emocional tiene toda la del mundo, pero en realidad está contando algo muy cotidiano.


En 2008 se estrenó la función en Barcelona y hay cinco grandes premios que avalan su calidad. ¿Espera el mismo éxito en Madrid?

Cuando vienes de Barcelona a Madrid  pasas a otra liga. Aquí el teatro se vive y se hace de otra forma, mucho más comercial. Yo espero que le guste a todo el mundo y llevar la obra a cada rincón de España.


Se subió a un escenario por primera vez con sólo 15 años. Vértigo, adrenalina… ¿Qué sentió entonces?

¡Tantas cosas! No te puedes ni imaginar, no tenía ni idea, además la gente se tapaba los oídos porque decía “¡ésta qué gritos pega!” (risas). Me acuerdo perfectamente… Eso no se olvida jamás.


¿Cuál es el consejo que todo Larrañaga-Merlo ha podido escuchar alguna vez en casa?

¡Uuuh! Poquísimos… El gran consejo ha sido siempre decir: “Haz lo que te digo, no lo que yo hago” (risas).


Muchos han descrito a su padre, Carlos Larrañaga, como uno de los últimos galanes de nuestro cine. ¿Cómo lo describiría usted?

Por mi experiencia con él, que además ha sido muy intensa en estos meses, te diría que es posiblemente la persona más digna que yo he conocido en los momentos más difíciles de su vida. Ha mostrado la mayor generosidad. Ha vivido su enfermedad en silencio para que la gente le recuerde como cuando estaba bien y eso te dice qué tipo de galán era, hasta la muerte.


Ha participado en más de 20 obras teatrales. ¿Qué es el teatro para Amparo Larrañaga?

Me ha dado absolutamente todo y es una experiencia vital extraordinaria. Mis hermanos y yo montamos nuestras obras, elegimos nuestros textos… Eso es lo que más me emociona.


Se cumplen ya 10 años de aquella reivindicación en pleno Congreso de los Diputados por el «No a la guerra». ¿Repetiría aquello?, ¿por qué motivo en esta ocasión?

¡¡Ahora mismo habría que hacer un paquete!! La gente está sufriendo tantas dificultades que… madre mía. Tendríamos que ir allí, pero con una bolsa llena de  camisetas para ir poniéndose, porque ahora ya no es una cuestión de una sola cosa, es una cuestión de ver cómo todo es tan complicado para un tipo de gente mientras que para otros no lo es nada.

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