Ya hace más de un año que terminó, pero ha pasado más de veinte ‘siendo’ Merche. ¿Se ha sentido rara sin ella?
Ana Duato: Mercedes formará parte de mi vida siempre. Está cada día en mí, porque está hecha de muchas mujeres con las que sigo conviviendo en la calle, en el trabajo, en la literatura, en el cine… Es una mujer que me ha enseñado muchísimo, porque, realmente, he puesto las prioridades muy claras de la vida, ha sido como una gran escuela de vida.
Ana Duato regresa ahora a los escenarios. ¿Echaba de menos las tablas?
Ana: No me ha dado tiempo a echarlas de menos, porque “Cuéntame cómo pasó” ha ocupado más de veintidós años de mi vida con un personaje tan grande como es Mercedes y que ha tenido un recorrido tan importante. Y luego también he sido madre, con lo cual creo que ahora mismo el volver a subirme a un escenario llega en el momento adecuado.
¡Tremendo reto!, ¿no? “La música”, de Marguerite Duras. ¿Lo pensaron mucho?
Ana: Efectivamente, es un tremendo reto. “La música”, de Marguerite Duras, una gran escritora atrevida, apasionada, llena de conflictos… Pero tengo la suerte de ir de la mano de una mujer y de una directora maravillosa, una sabia, como es Magüi Mira, y no solo en la vida, es una sabia en la interpretación, con una empatía tremenda dirigiendo a los actores y con un nivel de dirección de una gran inteligencia y sensibilidad. ¿Y qué te voy a decir de Darío Grandinetti? Es un grande. Me siento una privilegiada estando en este proyecto.
Darío Grandinetti: Yo sí, lo pensé mucho, pero no por la obra en sí, sino por lo que significa hacer teatro, quedarme mucho tiempo en un lugar y comprometerme a un tiempo largo de trabajo con la obra.
¿Qué le contarían de “La música” a una persona que no conozca la pieza?
Darío: A la gente que no conoce “La música” le diría que va a ver una obra que fue escrita hace bastante, pero que habla de cosas que nos van a resonar todavía hoy: el amor, la incomprensión, la imposibilidad de sostener la pareja…
Ana: Vais a venir a ver una tragedia moderna. Es la historia de un amor brutal. Un amor brutal, pero un amor puro. Han decidido separarse, pero esa separación convierte en definitivo su amor…
La obra reúne en un hotel y durante una noche a una pareja que se ha separado hace dos años y que se reencuentra para terminar los trámites del divorcio. ¿Qué esconde esa historia?
Darío: No esconde nada (risas). Habla de una pareja que después de un tiempo se divorcia y empieza a sacar los trapos al sol, a contar cómo fue la relación que tuvieron, qué les pasó, qué no soportaban, qué es lo que todavía los mantiene de alguna manera unidos…
Ana: Marguerite Duras habla de lo imposible y lo insoportable de la pasión. Es una historia llena de contradicciones. Nada convencional. Es una historia de amor que, en realidad, contiene todas, pero, por eso, no se parece a ninguna.
Ana Duato –“Cuéntame cómo pasó…”, “El perro del hortelano”, “Adosados”, “Una estación de paso”, “Una cuestión de amor propio”, “Fiesta barroca”…– es Anne Marie.
Ana: Anne Marie es una mujer llena de mundos. Una mujer limpia, pura, es una artista e intenta vivir su relación en pareja respetando las convenciones. Y, después de tropezar con ese imposible, encuentra un paisaje en el que se siente libre y en el que se puede permitir unas relaciones con hombres siendo ella el sujeto y no el objeto. Está siendo un viaje maravilloso adentrándonos en el mundo encriptado de Marguerite Duras.
Y Darío Grandinetti –“Hierro”, “Hable con ella”, “Julieta”, “Una relación pornográfica”, “Novecento”, “La novia gitana”…– es Michel.
Darío: Mi personaje es el que no puede entender todavía muy bien qué fue lo que pasó y llega a esa noche queriendo saber, queriendo que ella le cuente cosas que ocurrieron en la pareja y que no se hablaron en su momento.
¿Cómo es la mirada de Magüi Mira?
Ana: Magüi no es nada convencional. Ella busca la belleza y la excelencia en el escenario por encima de todo. Tiene una sensibilidad a la hora de trabajar con los actores y un nivel de exigencia por ver la verdad que hace que su dirección sea pura emoción.
Más allá de ser su título, entiendo que la música es una parte fundamental de la obra y de la propia autora. ¿Qué papel juega? ¿Cómo, a qué suena “La música”?
Darío: La música tiene un papel importante en tanto que la autora considera al amor como una partitura inconclusa, que no termina nunca de escribirse.
Ana: Sí, Marguerite Duras decía que la música es un constante reescribir de la partitura del amor. Creo que “La música” está llena de silencios, de silencios que hablan por sí solos.
“La música” fue escrita en 1965 para la televisión inglesa. Han pasado 60 años e inevitablemente sigue hablando de nosotros. ¿Tan poco hemos cambiado?
Ana: Yo creo que Marguerite Duras fue una mujer muy revolucionaria para su época. Ella también dirigió sus propios textos teatrales, como “La música”, y era una mujer libre, inclasificable, diría yo, que ha trascendido en el tiempo y que de lo que habla sigue estando vivo ahí. Su vida estaba envuelta en amor, muerte, violencia, alcoholismo. Esta obra también habla de eso, de la vida y de la muerte.
¿Cabe el humor en una obra como esta?
Ana: Sí, claro que cabe el humor en una obra como esta. El humor, el sentido del humor, es pura inteligencia. Sus textos están llenos de ironía, pero también de mucha verdad. Muchas veces son muy duros, pero por eso disparan directamente al corazón.
Darío: Sí, claro que tiene humor. En cualquier situación dramática, y hasta trágica, puede aparecer el humor y, en este caso, aparece con cuentagotas, pero de manera muy clara y muy certera.
¿Cómo les gustaría que saliese el espectador después de ver la obra?
Ana: Me gustaría que saliese tocado. Tocado en el sentido de ‘necesito hablar más de esto y pensar sobre esto’.
Darío: Lo que a uno le gusta como actor cuando hace una obra, lo que pretende, es que la gente salga con ganas de hablar de la obra (risas), con ganas de comentar, incluso lo que no les gustó y por qué. Generar entusiasmo por el teatro.
Teatro Infanta Isabel – Nº Febrero 2025