Este musical está basado en el Juego y Teoría del Duende de Lorca. ¿Para Antonio Canales, qué es el duende, se puede explicar?
El duende es el orgasmo de dios. El dios que sea, el dios general es el mejor creador y cuando él suelta su esperma sobre algo, ahí llega el duende y lo fulmina. Por eso no somos dueños de él.
Decía Lorca que para buscar el duende no hay ni mapa ni ejercicio. ¿Cualquiera puede tener duende?
Yo creo que sí. El duende puede ocurrir en cualquier sitio, andando por la calle, en una entrevista, en una fotografía… No solamente en lo que llamemos arte per se. El duende es mucho más que eso, es misterio, es magia y la magia puede ocurrir en cualquier lugar.
Una de sus producciones más aplaudidas fue “La casa de Bernarda Alba”? ¿Es usted lorquiano?
Lorca vive en un rincón de cada uno de nosotros y muestra muy bien la cara del andaluz y del español. Todos somos un poco Lorca, pero a mí me apasiona, como escritor y como personaje. Todo lo que nos dio y nos sigue dando…
Hablamos del duende porque tiene mucho que ver con “Cuatro lunas”.
Vais a ver a una Pilar Távora maravillosa que va tejiendo los textos de esta conferencia que Lorca dio. Con eso, a través de audiovisuales y poemas suyos va integrando a cuatro lunas, estas cuatro formas de sentir andaluzas sobre la teoría del duende de Lorca.
Antonio Canales y tres lunas más…
Somos Diego Amador, ‘El Churri’, que es un revolucionario del mundo gitano, flamenco y hondo; Arturo Pareja Obregón, que es la sevillanía pura y Laura Gallego, que aporta la copla como componente español y flamenco.
¿Cree que el flamenco vive un buen momento o también está revuelto?
El flamenco puede ser el alimento más sibarita, un caviar, y también el pan y las papas, alimento principal. En momentos de crisis todo el mundo vamos a coger los alimentos que no nos pueden faltar y el flamenco lo es, no depende de las épocas, es algo que vive con nosotros en esta piel de toro nuestra.
Ha bailado flamenco por medio mundo y ha sido primer bailarín de las compañías de danza más prestigiosas, ¿se siente más bailaor o bailarín?
Ahora soy un ‘bailarón’ o un danzante (risas). Ahí está el poso de sobriedad que los años han depositado en mí. Aún así, a mis 51 años soy un joven veterano y hago interpretaciones de actor, canto, bailo, actúo…
Imparte cursos y dirige una Escuela Flamenca. ¿Qué consejos da a los jóvenes?
Tengo más de 250 niños en mi escuela más todas las escuelas que estoy visitando en España y fuera. El flamenco es patrimonio de la humanidad. Mi consejo siempre es entregar la vida a la danza, y luego que se olviden del star system, de Joaquín Cortés, Sara Baras, Amargo… El baile es una forma de vivir y expresarse. El baile es algo más íntimo, más sacro.
¿Podemos llamar a Antonio Canales ya maestro?
(Risas). Esa palabra siempre es un poco… El maestro yo creo que siempre está aprendiendo, siempre es un alumno, si dejas de serlo, no puedes nunca llegar a ser un maestro más global. El maestro siempre está en búsqueda y la maestría tampoco es algo que te la da el tiempo, hay jóvenes ya maestros en todos los aspectos de la vida, va unida a lo que tú puedas aprender, a lo que tú puedas retener, a tu disco duro (risas). Si ese disco duro es muy sabroso y muy potente, entonces te conviertes en un verdadero maestro.