A Antonio Molero le pasan este texto, lo lee, lo cierra… ¿Y después? ¿Qué piensa esos primeros instantes?
Mientras lo leía me estaba riendo tanto, que sólo pensaba » por favor, que el final esté a la altura» y así fue. Cerré el libreto y supe que era un filón. Tengo que decir que lo que leí era una traducción literal. Después llegó Galcerán y remató la faena con una versión demoledora.
La obra es un poco del estilo de una vieja conocida para usted, Yasmina Reza. ¿Qué diría que tienen de especial este tipo de textos para ser siempre un éxito?
Lo que tiene ésta función en común con «Un dios salvaje» es un desencadenante aparentemente inofensivo, pero que va provocando un oleaje dramático que deviene en un tsunami y un patético naufragio de los personajes. Nos encanta como espectadores asistir a la pérdida de dignidad, y de educación de personajes socialmente impecables.
“Nadie es completamente sincero. Todos tenemos derecho a nuestro jardín secreto”. Háblenos de su personaje…
Un catedrático de Lengua y Literatura con apariencia progresista, pero con un fondo de intransigencia que contrasta contínuamente con su discurso.
Unos tienen un nombre un poco raro y otros uno muy común. ¿Alguna vez en su vida, no sé si en la juventud, le hubiera gustado cambiarse el nombre? ¿Cuál hubiera elegido?
La ventaja de llamarse Antonio es que no da problemas en el colegio. Es un nombre que te ayuda a pasar desapercibido, algo que a mí siempre me ha encantado.
Tras “Una boda feliz” repite con Gabriel Olivares de forma consecutiva. ¿Qué nos diría de él?
Gabi tiene mucho sentido del humor y mucho talento para sacarlo de los textos teatrales. Eso unido a su ya dilatada experiencia como director, le convierte en una apuesta segura para dirigir comedia. Además desmitifica totalmente aquello de que para ser un buen director hay que tener un carácter de mierda.
¿Cuál es el nombre más descabellado que ha oído?
Lo nombres caribeños son tremendos. En Cuba, un niño nació, y sus padres miraron en el calendario lo que ellos creían que era el santo del día. Le pusieron: Anivdelarev. En realidad era la abreviatura de Aniversario de la Revolución.
La primera frase que dice su personaje es…
¿Te has fijado bien?
¿Y la última?
Buenas noches, gilipollas.
¿Qué hace Antonio Molero en su tiempo libre?
Aprovechar todo lo que puedo para estar con mi familia.
Proyectos futuros…
Ahora estoy esperando que salga adelante un proyecto de televisión. Lo cual últimamente se ha convertido en algo como subir el Everest. Y eso es sólo el principio, luego llega la crueldad de las audiencias. Como dijo Gracita Morales en «Atraco a las tres»: «¡Qué oficio más puñetero! ¡No gana una pa' sustos!»