Antonio Valero

 Conocemos a Helvia gracias a la obra que le dedica Séneca, “Consolatio a Helvia”. Ahora madre e hijo se reúnen sobre las tablas encarnados en Carmen Linares –figura señera y brillante del flamenco– y Antonio Valero –sólido actor al que hemos visto en “Dalí versus Picasso” o “Transición”–. 
Si ahora alguien les pregunta quién es Séneca, ¿qué le dirían?

Hay algo que tiene que ver con mi profesión, que muchas veces tenemos la ventaja de encontrarnos con personajes que nos influyen, que nos educan, que nos iluminan porque son personajes de una gran profundidad de los cuales nosotros podemos aprender mucho. Séneca es un personaje que visto desde la actualidad es absolutamente vigente. Es un hombre que prácticamente escenifica todo lo que es un hombre político, un hombre intelectual y las contradicciones que hay en esos personajes. Séneca era un moralista, un poeta, un dramaturgo, pero por circunstancias y porque él consideraba que había que participar en lo público se inmiscuyó en política y entonces ahí le aparecieron todas las contradicciones, lo que él pensaba y lo que él hacía, que a veces no iban cogiditos de la mano. Esa es una de las cosas que podría un poco contar a quien como espectador venga a ver el espectáculo y vaya a ver a un espectáculo de una vigencia increíble.


¿El Séneca de Antonio Gala es más ese Séneca político?

Sí. Séneca tiene la desgracia, entre comillas, de que se le juzga más o se le interpreta más o se le rasca más por su actuación política, porque si hubiera sido Virgilio o Sófocles  o cualquiera de ellos hablaríamos de su obra, pero al inmiscuirse tanto en lo político ahí vemos al político antes de las elecciones y después de las elecciones, lo que promete y lo que hace y ahí es donde su figura tiene mayor interés.


¿A qué nos enfrenta la obra de Antonio Gala, de qué nos habla, cuál podría ser la reflexión que sacar de su obra?

Precisamente que por qué no avanzamos. Por qué un personaje de hace dos mil y pico de años lo podríamos colocar ahora en el Congreso o en el Senado e íbamos a ver a muchos políticos de ahora. La obra ya se había estrenado en los años 80 y es increíble cómo una obra escrita en ese tiempo basada en sus textos es de una vigencia yo hasta podría decir que asombrosa y provocadora. Hay que ver lo poco que evolucionamos democráticamente en términos políticos y de sociedad. Parece que estamos pegando pasitos hacia atrás en vez de hacia delante, somos una sociedad nada reaccionaria actualmente.


Hablaba Emilio Hernández de que sólo a través de la defensa de la cultura y de la educación podríamos empezar a cambiar algo… ¿Está de acuerdo?

Yo diría que sí. Nosotros vamos viendo cuáles son las bases en las que se va asentando la sociedad durante los años y no hace mucho el hombre buscaba la justicia, la verdad y la belleza y eso eran conceptos ampliados, eran cosas en las que nos podíamos asentar muy bien. Hubo una época en la que la higiene era muy importante, fíjate qué cosas, pero en estos momentos es dinero, dinero, dinero, economía, economía, economía. No estamos tratando de hacer a un hombre más justa a una sociedad más justa, cada vez vamos más abocados al abismo de la desigualdad social y de derechos del mundo, vamos muy hacia atrás y creo que la cultura y la educación son la base para mejorar al hombre, hacer la democracia en su sentido filosófico más verdadera y que la acción política esté también un poco más fundamentada en la búsqueda del progreso del hombre, más que de la economía.


¿Cómo es la relación madre e hijo?

La obra es prácticamente una especie de flashback de los hechos y la vida más relevantes de Séneca y en la que aparece la madre como referente de integridad moral y de haber educado en valores a su hijo. La ha colocado en esa posición de muro, de referente porque le canta las cuarenta y le dice lo que hace mal y alguna cosa que haya hecho bien a través del amor y de la música. La representa Carmen Linares, que es una figura absolutamente indiscutible del flamenco. Es un punto súper interesante la confrontación de madre e hijo en la función.


¿Cuál es la frase más fuerte, más importante o más conmovedora de su personaje?

Hay un momento en que yo le hablo a Nerón, porque soy su preceptor de que oirá hablar a su alrededor de crímenes y de crímenes sangrientos, pero lo peor no es quitar la vida y él me pregunta “¿Qué hay peor?” y yo le digo que es la corrupción, el envilecimiento de la sociedad que nos fue confiada. Eso me parece tremendo, porque un político corrupto es como un maltratador. Séneca es un compendio de frases lapidarias, como “lo que la ley permite, la honestidad lo prohíbe” (risas). Eso lo pones ahí en el Congreso de los Diputados y no podría ninguno pasar sobre esa frase.


¿Por qué no debemos perdernos este montaje? ¿Qué nos perderemos si no vamos a verlo?

Estas cosas de hablar de la hija o el hijo de uno… (risas). Primero, yo creo que Emilio ha hecho un espectáculo muy actual, muy visual, hay cosas que son absolutamente geniales, como era poner los poemas de Antonio Gala y las canciones. Es una absoluta maravilla cómo a través de unos poemas musicados y cantados de maravilla por mis compañeros y por Carmen hacen un espectáculo de una belleza muy grande. Y luego es que es un texto con tanta profundidad, pero no machacona y aburrida, sino que todos los personajes expresan sus anhelos y sus miserias con textos absolutamente maravillosos. 

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