¿Qué es “El hotelito”?
Una tragicomedia muy bien escrita. ¡A la gente le va a encantar!
Las actrices simbolizan cinco figuras femeninas y, al mismo tiempo, las cinco regiones históricas de España. ¿Cómo funciona esto?
Cada una somos de un sitio diferente y eso se transmite con nuestras actitudes, costumbres y sentido del humor, que siempre tiene un poco que ver con la forma de ser de cada pueblo. En función de nuestra procedencia, tenemos más afinidad unas con otras. Por ejemplo yo, que interpreto a la gallega, tengo más afinidad con Andalucía. Cataluña con el País Vasco. ¡Y el centro es el centro! Que no tira ni para un lado ni para el otro pero quiere llevarse bien con todos y mandar (risas). Es la realidad.
El texto de Gala data de 1985. ¿Cuáles son las conexiones sociales y políticas con la situación actual?
Las mismas. No hemos tenido que cambiar nada ¡es curioso! Es como si se hubiese escrito ahora mismo, ocurren las mismas historias y problemas que hace 30 años.
Novena vez que se sube a las tablas. ¿Miedos y expectativas?
Tengo unas compañeras estupendas, miedo no puedo tener. Respeto, mucho. Y mi perspectiva es que la gente me conozca más encima de un escenario, que yo soy muy desconocida en ese sentido. De joven trabajé mucho en ello, pero después me casé y corté con todo. Al separarte y quedarte sola con dos hijos la vida cambia y tratas de salir adelante de la mejor manera. Coges trabajos en donde puedas ganar bastante dinero. Ya sabes que en el teatro no se gana mucho…
Tras su elección como Miss España en 1970, rodó más de 30 películas en apenas dos décadas. ¿Fue aquella la etapa más feliz de su vida profesional?
He hecho cine, teatro, radio, TV… No sé si lo habré hecho bien o mal, ¡pero he hecho de todo! (risas). Y sí, fue una época muy buena porque trabajaba muchísimo e incluso podía elegir. Pero yo asumo que tomé la decisión de casarme y dejarlo todo. Ahora bien, yo recomiendo a cualquier persona que, si le gusta su trabajo, no lo deje. Se puede compaginar perfectamente. Cuando me uní al mundo del circo me llamaban para hacer muchas cosas, pero no lo podía compaginar con la forma de ser de él. Lo vas dejando y se van olvidando de ti.
Actriz, presentadora, vedette e, incluso, domadora de elefantes. ¿Qué faceta le ha hecho disfrutar más?
¡Domadora fue lo más difícil! (risas). Me quedo con la radio y el teatro.
Polifacética en el trabajo y archiconocida para el gran público. ¿Cómo convive con su popularidad?
Con la mayor naturalidad del mundo. Creo que la gente me quiere y yo lo agradezco enormente, pero sigo siendo la misma de siempre. Puedo haber cambiado en algo, pero por edad, no por ser famosa.
¿Qué es lo mejor y lo peor de ser una habitual de los programas de TV?
¡Lo peor es que sufro mucho! Parece que no, pero yo soy hiper sensible y, en los realitys, algunas personas tienen una frialdad muy grande. En realidad los hago por dinero y por diversión. Lo mejor es ver cómo el público te quiere, cómo tienes credibilidad. A mí eso me encanta porque me ha costado mucho conseguirlo. Cuando tienes un físico más o menos llamativo, sufres algún rechazo y te duele, por eso, ver que las personas te quieren, sobre todo mujeres, ver que te apoyan, es una recompensa muy grande.
Un sueño por cumplir…
Tenía unas ganas locas de hacer una obra en la que solo fuéramos mujeres y lo voy a cumplir, así que espero que todo salga bien en Madrid y poder ir por toda España para que la gente tenga la oportunidad de verlo.