Carmen Conesa

 
Hablenos de su personaje…

Madamme de Merteuil es un personaje muy complejo y difícil. Tenía el listón muy alto porque las que me han precedido son grandísimas, como Glenn Close, pero esto me produjo un gran reto y ha sido muy muy muy satisfactorio de hacer.


¿Encuentra alguna similitud entre su rol escénico y usted?

Yo diría que sí porque en todos los seres humanos hay esa parte perversa que tenemos un poco escondida. Cuando nos rascan puede salir.


Esta versión se aleja de la visión romántica para centrarse más en el cinismo, el patetismo y el sentido del humor. ¿Algún ejemplo?

Edu envía las cartas haciendo aviones de papel, lanzándoselos a la actriz, y alguna vez se les ha quedado clavado en el pelo (risas).


Y la música, ¿qué función tiene?

Es un personaje más en la función, porque esto no es un musical. Es la banda sonora de una serie de buenas y malas intenciones. Va por debajo y acompaña y sustenta a este mundo tan perverso y cruel de los personajes.


Personalmente, lo mejor de este proyecto está siendo…

La libertad de poder expresar y vivir el presente total en el escenario porque, cualquier cosa que pase, es una premisa del director y tenemos que aprovecharla, jugarla.


¿Por qué nadie debería perderse estas “Amistades peligrosas”?

Porque descubrirán que el teatro, por suerte, tiene todavía la capacidad de hacer pensar, de pervertir, de provocar y buscar nuevos caminos y encontrar nuevos mensajes para comunicar.

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