Hay quien apunta a que tienen conciencia de su propio valor, pero para Clara Sanchis ¿qué hace diferentes a las mujeres de esta obra con respecto al rol real que jugaban en su época?
Creo que si Rojas Zorrilla escribe sobre mujeres rebeldes y activas como estas, es porque alguna debió de conocer en carne y hueso. Es alentador imaginarlas. Emocionante darles vida.
Cuéntenos algo más de Doña Inés, ¿cómo es y cómo el ambiente con el que le ha tocado lidiar?
Inés es inteligente, culta y muy sensible. Sabe y siente cosas que su rol femenino, en la sociedad que le ha tocado vivir, no le permite experimentar. Pero ella lo intenta con todas sus fuerzas, volviéndose un poco loca, luchando contra su entorno y también contra su propio sentido del deber.
¿Con qué características de su personaje nos vamos a sentir más identificados hoy y cuál nos chirriaría un poquito? ¿Aún nos queda mucho por hacer a las mujeres?
Supongo que una cierta lucha interna entre pasión y razón, la vivimos todos en algún momento. Las turbulencias amorosas no tienen época. Ni la necesidad de desobedecer. Lo que quizás hoy, afortunadamente, más nos puede chirriar son sus prejuicios de clase. Y sí, claro, a las mujeres nos queda tanto por hacer; basta con mirar la vida atroz de millones de mujeres fuera de nuestro entorno, o las listas de hombres poderosos que se publican de vez en cuando, y tantas cosas cotidianas…
¿Cuál es la mejor frase de Doña Inés o con cuál se queda Clara Sanchis?
Me quedo con el momento en el que Inés, desesperada, le suelta a su padre: “Suspende la lengua. Porque mi albedrío es mío, y no es justicia que quieras sujetarme, por ser padre, lo que ni aún Dios me sujeta.”
Si le digo Helena Pimenta, ¿qué me dice?
Energía contagiosa, pasión por el trabajo, talento misterioso, sabiduría, imaginación, gran exigencia y un sentido del humor con el que me identifico a carcajadas. Aprendo con ella cada día.
¿Cómo ha sido su reencuentro con la CNTC después de tanto tiempo?
Una sorpresa inesperada y un inmenso placer. Hablar en verso es un juego difícil que, quizás, el paso del tiempo ayuda a clarificar. O eso espero.
El teatro para Clara Sanchis es…
Como espectadora, un lugar en el que puedo verme reflejada y, con suerte, entenderme un poco. Cuando se da, un viaje hacia mundos insospechados que iluminan o alivian el peso del mundo real.
Y como de mujeres va la cosa, ¿con qué gran mujer a la que admire le gustaría o hubiera gustado tomarse un café?
Con Virginia Woolf, cerca de un campo con manzanos…
Por último, un par de adjetivos para describir a sus compañeras: Marta Poveda y Natalia Millán.
Un par de adjetivos es simplificarlas mucho… Pero podría decir que Marta es una actriz maravillosamente salvaje y muy valiente. Y que Natalia es una gran actriz y una gran persona que se cayó en la marmita de todos los talentos.