Ya son más de 100.000 los espectadores que han ovacionado su trabajo en “Reina Juana”. ¿Cómo siente este éxito?
¡Yo no sabía el número de espectadores! Y me halaga enormemente, porque ha sido una apuesta difícil, comprometida, algo que pensábamos para dos meses, eso que llamamos un teatro de culto.
Ya ha pasado un año y medio desde aquel estreno en abril de 2016 …
¡¡El estreno en Sevilla fue tan emocionante!! El público se puso a aplaudir con esas palmas de tango, ese público que es serio y culto y no te creas que regala un aplauso así como así. Ahí me di cuenta de que esto iba a ser un éxito.
¿Qué es “Reina Juana”?
Una recreación poética sobre las últimas cuatro horas de vida de la Reina Juana. ¡Hemos conseguido que ya no la llamen Juana la loca, o sea que…! (risas). Es un montaje extraordinario, moderno, virtual…
Su particular Reina Juana es…
Verdadera, emocionada, rebelde… a mí no me gusta buscar paralelismos ni históricos ni personales con los personajes que interpreto. Lo que sí pongo yo naturalmente son mis emociones personales, pero a mí no me han maltratado, no me han encerrado durante 46 años, no he sido despreciada por mis hijos… eso sí, siento lo que esa mujer sufrió. ¡Ha sido la mujer más maltratada de la historia! Se le quitó la intimidad, los hijos. Ella era la más inteligente de todos los hijos de los Reyes Católicos, pero hacía preguntas que no se podían responder…
¿Tal vez por eso se encargaron de que pasara a la historia como una loca?
La llamaban loca porque iba con el cadáver de su marido, ¡pero lo que buscaba era que se descubriera que él había sido envenenado por su padre Fernando! ¡¡Odio a Fernando el Católico!! Ya lo odiaba yo de siempre… nunca me cayó bien. No puedo verle ni en foto.
Una de las frases de este texto que no se cansa de pronunciar sigue siendo:
“El odio y el amor están tan cerca… tanto como el juicio y la locura, tan cerca, contenidos el uno en el otro como el bien y el mal”.
¿Y si le pregunto por alguna anécdota vivida en esta intensa gira?
Jerez. Por un problema de tiempo, casi no llega el decorado. Yo he trabajado enferma y me costó después estar en coma durante 10 días, pero yo pienso que, si un espectador ha comprado entradas con toda generosidad, tiene que pasar algo muy grave para suspender el espectáculo. Los empleados de Jerez se pusieron de acuerdo entre todos y… ¡en media hora pusieron el decorado en pie! Fue algo extraordinario.
Después de interpretar grandes mujeres mitológicas o históricas como Hécuba, Santa Teresa o Juana de Castilla, ¿en qué piel no le importaría adentrarse por su personalidad?
María Estuardo siempre me impresionó porque se la desterró y se le cortó la cabeza, acusándola de algo que no existía para quitarle la Corona. Y también María Antonieta, esa pobre joven a la que llevan a Francia, la desnudan con 15 años, la venden y termina en la guillotina ¡acusada de amancebamiento con su propio hijo, porque ya no sabían ni de qué acusarla…! Pero yo ahora lo que quiero es volver a hacer comedia.
Si existieran los premios Concha Velasco al Mejor Intérprete, ¿quién se llevaría estatuilla asegurada?
Lola Herrera, ¡maravillosa!, Carmen Machi, extraordinaria, Julia Gutié- rrez Caba… Yo tengo una capacidad de admiración que es lo que me permite seguir adelante. En mi recuerdo está doña Mari Carrillo, que ha sido mi gran maestra y mi referente. Y luego está esa actriz completa hasta decir basta que es Ana Belén, ¡me encanta! José Luis Gómez, Pepe Sacristán, José María Pou y Flotats son los cuatro actores referentes para mí.
¿Con qué es feliz en mayúsculas Concha Velasco en su vida privada?
Yo soy feliz en mi vida, sólo y mucho, porque creo que he conseguido que mis hijos me devuelvan –y no suele pasar– el cariño que les he dedicado. Estoy muy feliz recibiéndoles cada día, viendo cómo me ayudan, cómo me aconsejan, cómo están pendientes de mí y cómo disfrutan de todo lo que me ocurre. ¡Eso es lo que me hace feliz!