Edu Soto

Confiesa divertido que él es un tipo presumido, al que le gusta flirtear y conjuntar los zapatos con el jersey, por lo que para dar vida a este personaje ha mirado también un poquito hacia dentro. Nos cuenta que con esto del verso ha tenido momentos de crisis, pero, superados, ahí tenemos a Edu Soto, un actor camaleónico en el que Carles Alfaro vio siempre “alma detrás de las máscaras que le ponían”. ‘El Neng’ fue una de esas máscaras que ha tenido que ir quitándose a base de trabajos como “El sopar dels idiotes”, “Personajes de la calle”, la zarzuela “El estreno de una artista/Gloria y Peluca” o su último proyecto “Exit”.
¿Qué tiene de actual un personaje escrito en pleno siglo XVII?    

El lindo don Diego es un personaje muy actual, en ningún momento he pensado que estaba preparando un personaje clásico. Si no fuese por el verso, estaría haciendo una parodia de un tipo presumido, avaricioso y estrambótico.   


¿Quiénes serían hoy lindos don Diego?

Preparando la obra ha habido mucha alusión al típico italiano con brillantina en el pelo, unas gafas imposibles, un pantalón lila, una camiseta rosa y unas zapatillas rojas, que dices ‘pero por favor’ (risas).  


¿Se parece Edu Soto a don Diego?  

Me encanta la ropa, soy presumido, me gusta gustar, flirtear, no sé si más que a otros. Una amiga me dijo ‘busca también en tus ingredientes, no busques sólo en los italianos’ (risas). Lo que pasa es que en don Diego está llevado a un extremo tan bestia que no te puedes  parecer en nada, pero sí hay rasgos en los que yo puedo ahondar en mí.    


Meterse en una comedia de enredo es divertido, pero ¿y el verso?   

La verdad es que he sufrido bastante porque sin el verso ya llegas tarde al estreno. Asimilar tantas cosas encima de un escenario, tantos movimientos y dar movilidad a lo que tienes en la cabeza aprendido es tan complicado… Y el verso suma en complejidad. Pero no hay nada que la mente no pueda superar (risas). Hemos superado la prueba, pero ha sido un proceso en el que ha habido momentos de crisis, de decir ‘no puedo más’.  


¿Ha tenido claro siempre que quería dedicarse a este mundo?   

No, en absoluto. Es algo vocacional, pero me ha llevado un poco la vida, porque no lo he buscado. Me vino por casualidades y, de repente, cuando me subí al escenario me vi pensando que era esto.  


‘El Neng’ fue un gran éxito. ¿Ha podido separarse de aquel personaje?    

Cuando lo vives desde mi prisma incluso te crees una víctima. A veces se malinterpretan mis palabras. Estoy muy agradecido a todo lo que me pasó y no cambiaría nada, pero la profesión te pone a veces un poco contra las cuerdas y probablemente muy poca gente me imaginaba en la Compañía Nacional de Teatro Clásico.    


Y, sin embargo, aquí está…    

A veces hay que luchar demasiado para que te den oportunidades o haya un cambio de rumbo en tu vida. Me embelesa escuchar a un director como Carles Alfaro con su reputación decir que cuando me vio en la tele vio cosas. Yo pienso, ‘ostras, hay gente que ve más allá, menos mal, porque si no, aún estaría haciendo lo mismo’.


Le hemos visto en “Exit”, un monólogo rock que usted mismo produce. ¿Hay que ser muy valiente para arriesgarse hoy?

Hay que ser demasiado valiente. Es complicado. Yo soy irremediablemente atrevido, nadie me mandaba hacer esto. Lo he hecho en un momento en el que me iba muy mal arriesgarme y tampoco me ha ido tan bien, pero soy muy cabezón y creo que lo importante es hacer cosas y no quedarte parado.

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