Elisabet Gelabert

 
¿Qué se siente cuando uno estrena a la par teatro, el Pavón Teatro Kamikaze, y obra, “Idiota”?

Se te contagia una ilusión enorme. Ha sido todo muy especial, la sensación de que estás arrancando un proyecto importante, querido y necesario.


¿Cuál es para ustedes la mejor definición de un idiota?

Todos nos sentimos idiotas en algún momento, creo que el ser humano es idiota muchas veces.


Siempre nos parece que el idiota es el otro, pero ¿en qué situaciones se sienten ustedes como tal?

¡En muchas! El día a día nos pone en situaciones difíciles, actuamos muchas veces de manera automática y eso no ayuda a ser crítico e inteligente.


Y ya metidos en faena, ¿brevemente qué es “Idiota”, ahora ya la obra, cómo la definirían?

Como todo el buen teatro es un espejo. A través de un juego, en este caso un experimento psicológico que representamos, el público se ve reflejado y viaja con este “Idiota” hacia un lugar que no esperaba y que le cambiará.


Dice Israel Elejalde: “dos actores, un texto (…) Riamos a carcajadas, sorprendámonos, angustiémonos, reflexionemos juntos”. ¿Sobre qué, a qué preguntas a o qué temas nos enfrenta este texto?

El texto arranca como una comedia y deriva en un thriller en el que el dinero y los seres queridos del protagonista juegan un papel de máxima importancia, la obediencia a la autoridad sin cuestión, la crisis, la incomunicación, los sueños rotos son algunos de los temas que se tocan.


Háblennos de sus personajes. ¿Quiénes son y cómo son?

Mi personaje, la doctora Edeltraut es una mujer llena de misterio, ella no da apenas información sobre ella misma, todo lo que podemos llegar a saber de ella lo leemos a través de sus movimientos, sus silencios, sus preguntas y su escucha. Es eficaz, fría pero humana.


Si les pido una frase demoledora del texto o una frase que les remueva especialmente, ¿cuál es la primera que acude a su memoria?

“Ser idiota provoca dolor a las personas más cercanas”.


La psicóloga, si no me equivoco, realiza una serie de pruebas para medir la capacidad de sufrimiento del ser humano. ¿Somos capaces de aguantar mucho y por qué? ¿Dónde están o deberían estar los límites? Y, finalmente, ¿todos tenemos un precio?

Sí, somos capaces de aguantar mucho, eso creo yo. Aquí vivimos una situación social y política muy difícil, por poner un ejemplo y en las anteriores elecciones muchísima gente se quedó en su casa y no votó, no digo que el hecho de votar arregle todo, pero es un acto de responsabilidad. Nos cuesta mucho actuar, nos dejamos llevar y engañar, es más fácil pensar que uno no puede hacer nada, que la responsabilidad la tiene el otro y a uno sólo le queda obedecer. 


Conocemos muy bien el trabajo actoral de Israel Elejalde, ¿cómo es el director?

Es estupendo, ha sabido llevarnos hacia donde quería con inteligencia, cariño y buen hacer, no impone su sello, no se ve su mano y a mí eso me encanta. Creo que tiene mucho que hacer  y que contar en la dirección de escena.


Un deseo para El Pavón Teatro Kamikaze…

Que sigan muchos años sin perder ese espíritu de equipo y la ilusión de compartir su pasión por el teatro, la danza y la música con todo el mundo.


Y, para finalizar, aparte de en Embajadores, 9, ¿dónde más vamos a poder ver a Gonzalo de Castro y a Elisabet Gelabert esta temporada? ¿Otros proyectos a la vista que puedan contarse?

Gonzalo y yo juntos participamos en “Las Furias”, el primer largometraje que ha dirigido Miguel del Arco y que se estrenará en la Seminci de Valladolid. yo además tengo tres largometrajes más a punto de salir del horno; una adaptación de la novela de Isaac Rosa “La mano invisible”, “Demonios tus ojos” el tercer largo de Pedro Aguilera y “Bajo la Rosa” de Josué Ramos , un thriller en el que trabajo junto a Pedro Casablanc.

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