Las dos preguntas que encabezan la presentación de esta propuesta me parecen de lo más bonitas y pertinentes: ¿Cuánta poesía le queda a nuestro mundo? ¿Quién la espera?
Creo que todos necesitamos la poesía, aunque nos hagan creer que no. Sigue aquí, en todos lados, pero cada vez nos cuesta más detenernos para descubrirla.
¿La poesía como el teatro también nos salva?
Al menos nos quita intemperie, alivia el duelo, nos permite pensar más hondo, más adentro.
Me sigue maravillando que Goethe dijera que si toda la poesía del mundo desapareciera, sería posible reconstruirla sobre la base de “El príncipe constante”.
Goethe le dice eso a otro poeta, a Schiller. Fue tal la pasión por la obra que hacía lecturas interpretando todos los papeles y no paró hasta llevarla a escena, echándose a llorar en el estreno… Ojalá, sí, que alguien alguna vez ame algo que hayamos imaginado con tanta pasión.
Hablamos de “El príncipe constante” porque “Esta primavera fugitiva” son, en definitiva, unas ‘variaciones’ sobre esta obra, una reescritura personal e íntima.
Es un encargo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Querían un diálogo desde la contemporaneidad con esos monumentos de nuestro repertorio clásico. “El príncipe constante” es una obra que amo, a veces desde la enorme diferencia con algunos de sus sentidos. Así que acepté.
Nadie mejor que su autor para contarnos qué es “Esta primavera fugitiva”…
Es una pieza paisaje, un puzle formado por personajes llegados de universos distintos: por un lado, de la propia obra de Calderón; luego de la órbita del montaje de Grotowski y finalmente otros llegados de mi universo familiar.
Denos, brevemente, unas pinceladas de los personajes que sobrevuelan esta historia.
No sé si podemos hablar exactamente de personajes, pero ahí están Fernando y Muley de “El príncipe constante”, Cieslak –el actor que interpretó al príncipe en el montaje de Grotowski–, mi padre y uno de sus compañeros de mili en Ceuta…
Además de autor ha rizado el rizo y es director e intérprete. ¿Se lleva bien el trío de Albertos o tiene sus días?
Quiero aclarar que estoy en escena, pero no me considero un intérprete. Los actores son José Troncoso y Susi Sánchez. Yo estoy como yo mismo, o al menos, como una posibilidad de mí mismo… Estamos teniendo unos ensayos muy abiertos, siento que nos hemos permitido la búsqueda y que estamos los tres construyendo la experiencia…
Ya lo ha dicho, comparte tablas con José Troncoso y Susi Sánchez. No ha elegido mal. ¿Qué nos diría de ellos?
Troncoso es un viejo amigo –no por viejo, aunque ya vamos cumpliendo años–, sino porque este es ya el tercer proyecto que compartimos. Susi Sánchez es una actriz enorme, ¡qué voy a decir que no se sepa!, y que ha tenido la generosidad enorme de participar en esta obra.
Para primavera fugitiva la del 2020. ¿Cómo la vivió usted y qué espera de esta que nos llega en un suspiro?
Sirvan los versos de Machado: “Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera”.
¿En qué más anda Alberto Conejero?
Con la Dirección Artística del Festival de Otoño. No hay más proyectos de creación este año. Necesito –de eso habla también la función– unos meses de silencio.