¿Cómo presenta este espectáculo, con qué se va a encontrar el público?
En este, mi cuarto ‘solo show’, presento un espectáculo cargado de humor, pero también de reflexión, de juegos y un poquito de música. Un show que habla sobre lo mucho que medimos las palabras últimamente, sobre el poder que tenemos los que las usamos. Las palabras no tienen la culpa de nada. Nosotros tenemos el poder de hacer o no hacer daño con ellas, o de permitir que nos lo hagan.
¿Qué efecto tienen las palabras en los seres humanos del siglo XXI?
Cada vez le damos más importancia a las palabras que a los hechos. Y eso me parece terrible. Todas esas ventanas virtuales que han abierto para que todo el mundo exprese su opinión se han llenado de palabras –en su mayoría– malintencionadas, dañinas, peligrosas. Tenemos que revertir eso. Posiblemente, usando mejor las nuestras, verbalizando más lo bueno que lo malo, que no tenemos costumbre, y a la gente de vez en cuando le gusta oír cosas bonitas. Para compensar…
Según su propia experiencia, ¿qué es lo mejor y lo peor de ser un completo imbécil?
Para mí hay varios tipos de imbéciles: el que utiliza sus palabras para hacer daño a los demás, el que se deja afectar por esas palabras y el tonto, el payaso, el divertido que vive ajeno a todo eso y es feliz. Obviamente, me quedo con este último, que es lo que yo aspiro a ser en la vida.
Además de humor, usted propone juegos con el público. ¿Algún ejemplo?
Un espectador será ‘El contador de la noche’ y deberá contar todos los golpes de risa que tenga el show, a ver si conseguimos la media de un golpe cada 20 segundos (o menos). Otros dos serán ‘Los censores de la noche’ y me dispararán cada vez que consideren que he dicho algo ofensivo. Y otro se medirá conmigo en un feroz duelo de insultos rimados del siglo de oro que he titulado ‘El juego de los insultos arcaicos’.
¿Qué ha supuesto para usted este gran salto al Capitol Gran Vía?
Pues ¿para que engañarte? me llena de orgullo y satisfacción. Es una pasada poder actuar en un sitio tan privilegiado y ver mi cara en esos pantallones. Estoy contentísimo con este cambio porque la sala reúne las condiciones perfectas para mi espectáculo que, al contar con muchas proyecciones, podemos disfrutar de esa pantalla de cine que ofrece la sala y esos sillones… que son gloria bendita.
¿Cuál es la mejor receta para sobrellevar la pandemia que estamos viviendo?
Tratar de ser optimistas en la medida de lo posible y, sobre todo, mantener tu tiempo ocupado. Aprovechar este momento para buscar dentro y crear, inventar, organizarnos, reorganizarnos, descubrir cosas. No voy a negar que es una mierda lo que está pasando, pero también soy consciente de que tenemos oportunidades de descubrir cosas y aprovechar el momento.