¿Sobre qué gran tema versa este espectáculo y cómo surgió la idea?
“Somos carajotes” no versa sobre un tema central en concreto, partimos desde nuestro principio, no desde el big-bang, partimos desde el espermatozoide y su obsesión por fecundar el óvulo y, desde ahí, desgranamos el orden sucesivo o alternativo en lo que se convierten nuestras vidas una vez que comenzamos a aceptar las reglas del juego.
¿Qué condiciones básicas ha de tener un ser humano para considerarse un carajote en toda regla?
La primera es tener humildad para reconocerse como tal. Y a esta le siguen una serie de condiciones tales como seguir al rebaño en todo momento, intentar no salirse del camino trazado sin olvidar la categoría de carajote a la que perteneces y, sobre todo, tener la voluntad de disfrutar el carajotismo (sin tabúes) en congregaciones de carajotes como la que este verano traemos al Quique San Francisco.
Y si dividimos a los carajotes por edades, ¿qué caracteriza al carajote joven, de mediana edad y senior?
El carajote joven es indómito, la venda se le ha caído de los ojos en esa bonita y rebelde etapa que es la adolescencia, pero le durará poco, aunque suficiente para tener grabados en la memoria varios de los mejores momentos de su vida. El carajote de mediana edad está sumergido en una profunda crisis de valores, se ha ido dejando arrastrar hacia el carajotismo, olvidando y dejando atrás al carajote rebelde que fue, a veces su psique le pide reaccionar, pero es incapaz porque es carajote. Y el carajote senior ya vuela a calzón ‘quitao’, está totalmente integrado en un mundo de carajotes pero con patente de corso para las pataletas.
¿Qué diferencias existen entre el carajote varón y la carajota hembra?
El cromosoma X (el que define lo masculino) es un ansia viva, a priori no se plantea las cosas con grandes reflexiones, piensa poco, le gustan los chistes de Joaquín y tiene un objetivo muy claro desde sus orígenes: penetrar –a cualquier precio– en la membrana del óvulo. Sin embargo, el cromosoma Y –que define lo femenino– es más pausado, medita más las cosas, le gustan las gracias de Paz Padilla y es más dado al diálogo –“¿Qué te pasa, qué te pasa, qué te pasa…?”–. Comparte objetivo con X pese a sus diferencias: fecundar el óvulo.
Ese momentazo que provoca la carcajada unánime del público:
Hay muchos, pero nos quedamos con el momento en el que el público nos confiesa el momento en el que hizo el carajote en su vida por primera vez y fue consciente de ello. ¡En este show el público también juega!
Y ustedes, ¿qué circunstancia o decisión vital personal les colocó la medalla de carajotes confirmados?
En el show la contamos con detenimiento, pelos y señales… ¡tenéis que verlo!
¿Qué trayectoria ha tenido este espectáculo hasta la fecha y cuál ha sido el feedback del público?
El show ha pasado por Barcelona, Bilbao, Valencia, Málaga, Cádiz, Sevilla, Huelva… El feedback ha sido muy gratificante, es un show en el que nos reímos mucho de nosotros mismos, desde que nacemos hasta que nos marchamos y, en base a esta premisa, el público lo disfruta de una manera especial al verse reflejado en tantas etapas de su vida de manera tan cómica y ácida. La frase del tercer tiempo es “gracias, yo también soy carajote”.
¿Por qué recomiendan “Somos carajotes” a los amantes del stand up comedy?
Porque es un stand up comedy muy original. Para empezar, porque es a dos voces. Estamos acostumbrados a disfrutar del stand up comedy a una voz, a modo de monólogo, pero, al ser dos intérpretes, el show cobra un dinamismo muy interesante. Y al final, nos fundimos con el público con un mantra-canción que nos une mucho como carajotes que somos. Es más acudir a una congregación que a un show (risas).