Dice que Lorca nos obliga a asomarnos a la barandilla de nuestro abismo. ¿Qué ve Alfonso Zurro desde ahí?
Un mundo complejo, donde las nuevas tecnologías abren posibilidades insospechadas tanto en avances como en retrocesos. Conflictos que creíamos superados vuelven a resurgir… Desconcierto. Perplejidad. Y muchos falsos profetas.
¿Cómo es el público de teatro del siglo XXI, de este 2023?
En Madrid y Barcelona podemos encontrar lo que llamamos “publico de teatro”. Fuera de ahí, en provincias, concretamente en Sevilla no existe un público de teatro como tal. Al teatro se acude, o porque el espectáculo es un fenómeno ampliamente publicitado o por los nombres famosos de los protagonistas. Nada más.
También han dicho que esta es la producción más arriesgada y contundente de Teatro Clásico de Sevilla. ¿Qué los llevó a afrontar este reto?
Quizá porque no somos sensatos, y nos lanzamos a sueños y lances casi quiméricos. Es ir a la contra de lo que se debería hacer en esta época. Y más desde una compañía privada. Es la pasión la que nos ha movido a ello.
Háblenos de “El público”, porque no es una obra fácil… ¿A qué nos enfrenta?
A miedos, a temores… A un mundo interno o externo que no queremos que aflore. A una estructura y escritura dramática en las antípodas a lo que se encuentra en el teatro. A un reto para el espectador. A un aliento poético tan íntimo y personal que es imposible desentrañar. A un paseo insospechado donde nadie nos lleva de la mano. No es fácil. Pero es maravilloso.
¿Cómo es el Lorca que nos vamos a encontrar en esta pieza?
Salvaje. Libre. Desbordantemente poético. Vanguardista. Único. Difícil. Comprometido. Crucificándose. Liberándose. Entregándonos todo. Vaciándose. Y reventando de amor por todos sus poros.
¿Y los personajes que habitan la historia? ¿Qué nos diría de ellos?
Hay un personaje principal, el director del teatro, en torno al cual gira la noria dramática. Y otros personajes que entran, salen o se desdoblan en otros. Teatro dentro de teatros. Pero en todos ellos hay búsqueda de amor y búsqueda de otro teatro.
¿Cómo son la versión y la puesta en escena que ha hecho Alfonso Zurro? ¿Dónde ha querido poner el acento?
Tanto en el trabajo de versión como en la puesta en escena me gustaría pasar desapercibido. Me he enfrentado a ello pensado en el espectador que desconoce el texto. Preguntándome ¿cómo le llegará? ¿desde dónde me sitúo? ¿qué viaje le estoy proponiendo? Lo ideal es que sólo queden las palabras e ideas de Lorca y no se le antepongan otras intervenciones exhibicionistas.
¿Qué tiene que decirnos este Lorca a los espectadores de hoy?
La obra es de una gran fuerza poética. La poesía, y sobre todo la gran poesía, siempre increpa al público. Le toca en los lugares más insospechados, le revuelve, le desestabiliza… Lorca vocea, grita en medio del desierto, aúlla bajo la tierra donde aún permanece en un lugar olvidado.
Cuando uno se enfrenta a Lorca siempre acaba pensando que nos iría bien como sociedad leerlo más, ¿no?
Por supuesto. Leerlo y representarlo. En ello estamos.
¿Cuál es el teatro bajo la arena para Alfonso Zurro?
Aquel que se hunde porque intenta lo imposible. El teatro bajo la arena nunca tendrá los aplausos del gran público, las bendiciones de la crítica, la glorificación desde los poderes institucionales. El teatro bajo la arena es asunto de muertos, lo dice el autor: para que se conozca la verdad de las sepulturas.
¿En qué más anda Alfonso Zurro? Otros proyectos que puedan contarse…
Acabo de publicar un texto dramático titulado Invierno en Sevilla. Trata sobre las dos últimas ejecuciones por garrote vil que ocurrieron en Sevilla. Fue en 1960, y los ajusticiados fueron dos homosexuales. He estado varios años investigando sobre los detalles de este terrible suceso.