Entrevista a Ana Fernández por El grito

 “He podido poner mi sello con el feminismo, la lucha por la igualdad que ha llenado mi vida, encima de un escenario”. La veterana productora Pilar de Yzaguirre nos hace este regalo en forma de homenaje a todas esas mujeres que se han enfrentado a grandes dificultades y que han tenido que luchar para ser escuchadas. Ella encargó este texto, el cuarto que coescriben Itziar Pascual y Amaranta Osorio, que dirige Adriana Roffi y ponen en escena Ana Fernández –Elsa Chaves–, Nuria García, Óscar Codesido, Lucía Barrado, Alberto Iglesias, José Luis Alcobendas –Pablo Turégano– y Carlota Ferrer. 
Según la R.A.E., grito es una expresión que se profiere levantando mucho la voz, pero también una manifestación vehemente de un sentimiento colectivo. ¿Qué te hace gritar a ti? ¿O por qué estaría dispuesta a levantar mucho la voz?

La injusticia, básicamente, la injusticia. Me parece insoportable.


Muchas veces un grito es también una forma de expresar miedo, angustia, impotencia… Y en este texto puede que haya mucho de todos esto, ¿no? ¿Qué es “El grito”, cómo definirían brevemente esta obra?

Pues, curiosamente es un grito contra la injusticia, que en este caso se ceba, como muy habitualmente, con una mujer.


¿En qué llagas mete el dedo el texto de Itziar Pascual y Amaranta Osorio, a qué nos enfrenta, de qué habla?

Es un canto a la resistencia frente a la injusticia en un entorno variado que resume a la sociedad.


Usted se mete en la piel de un personaje complicado. Háblenos de Empar Amat, cómo es…

Empar es una mujer que a pesar de sus propios problemas, da respiro, vida y alegría al personaje de su hija, Aina.


Decía complicado porque ella, además de ver cómo sufre su hija, tiene sus propios fantasmas en forma de Alzheimer. ¿Cómo se enfrenta ella a la vida?

Con lucidez (hasta donde se lo permite su enfermedad progresiva), con alegría y con un sentido de la vida que es ejemplar. La quiero muchísimo.


“El grito”, dicen las autoras, quiere rendir homenaje a esas mujeres tenaces que han sabido enfrentar grandes dificultades en el proceso de su maternidad y, además, compartir preguntas como ¿Por qué la sociedad es incrédula ante los testimonios de las mujeres? ¿Por qué duda de sus intenciones y sospecha de sus conductas? Imagino que ustedes han reflexionado también sobre esto. ¿Alguna conclusión?

Claro. Esa reflexión es muy anterior a esta obra. Evidentemente la sociedad en su conjunto aún tiene esos prejuicios. Todo en ella está organizado desde el punto de vista patriarcal. Esa es la lucha. Y habrá que seguir.


El proyecto viene bien cimentado por grandes mujeres: las autoras Itziar Pascual y Amaranta Osorio, la directora Adriana Roffi y la veterana productora Pilar de Yzaguirre. ¿Cómo son, cómo ha sido esta experiencia a su lado, qué nos dirían de ellas?

Creo que todas somos conscientes de lo que hacemos. También los actores y técnicos, pero ellas son las que se pusieron al frente del proyecto y lo han peleado para que sea posible y se ponga en pie. Sobre todo Pilar de Yzaguirre que, como sabemos tiene una historia impresionante y es el corazón de “El Grito”. O sea, que estamos en total sintonía. Y vivir esta aventura de la mano de Adriana (no habíamos trabajado juntas antes) está siendo delicioso.


Aparte de en el Teatro Fernán Gómez, tan bien rodeados por ese elenco de altura, ¿dónde más vamos a poder verte próximamente? ¿Algún otro proyecto entre manos que pueda contarse?

Estoy totalmente entregada a este proyecto, pero está también en preparación un montaje dirigido por José Carlos Plaza de “La Casa de Bernarda Alba” de Lorca. Es también muy ilusionante.

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